ESG son las siglas que resumen el compromiso de las compañías y los inversionistas, ya sean institucionales[1] o minoristas, con el medio ambiente, el entorno social y a ellas mismas y otros negocios con los que colaboran. En este sentido, el ESG se sustenta no sólo en la comunicación verbal y las acciones concretas, sino también en el diseño de estrategias y la adopción de ciertas prácticas/estándares para atender todas las responsabilidades y mitigar los riesgos asociados en estos tres planos. Al final, el despliegue de todos los esfuerzos y acciones en torno al ESG deben reflejarse en la sostenibilidad, que consiste en no comprometer el funcionamiento económico ni las capacidades de producción/consumo futuras. En la publicación anterior, se ahondó en aspectos elementales del ESG y en el ESG Integration, que consiste en la incorporación de iniciativas ESG al análisis y modelaje financiero con la finalidad de evaluar su impacto en los tres principales estados financieros en el largo plazo. Ahora, toca hablar acerca del ESG Investing.
Primero, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) define al ESG Investing como el “enfoque que busca incorporar factores ambientales, sociales y de gobernanza en la selección de activos, para generar rendimientos financieros sostenibles a largo plazo”. En este tenor, el ESG Investing agrega reglas adicionales con el fin de restringir la selección a cierta clase de activos que obtuvieron una evaluación favorable en las escalas de responsabilidad ambiental, social y ética. En ocasiones, el ESG Integration y el ESG Investing suelen utilizarse como sinónimos, algo que estrictamente es incorrecto: si bien ambos tienen en común que incorporar criterios del universo ESG, la primera lo hace para la parte del análisis financiero, mientras que la segunda los toma para la conformación de las estrategias, las decisiones y los mandatos de inversión[2]. Sin embargo, estas dos áreas no son mutuamente excluyentes ya que el ESG Investing contempla tanto las iniciativas ESG integradas en el análisis financiero y el ESG Integration, así como las puntuaciones en materia de ESG que son emitidas periódicamente por empresas independientes y grupos de investigación de terceros.
En el fondo, el ESG Investing se basa en la creencia de que las empresas serán más exitosas y rentables si generan valor para todas las partes interesadas (empleados, clientes, proveedores, sociedad, medio ambiente) y no sólo para sus propietarios: esto también es relevante para los inversionistas al garantizar y asegurar las condiciones de retornos futuros, y. al final, es un ganar-ganar-ganar[3]. Esto supone una ampliación en el espectro de factores y temas (Véase tabla 1) que los inversionistas toman en cuenta para el investment screening, o la selección de los activos financieros: en un formato tradicional, el análisis se sustenta en la evolución de los principales drivers financieros y, ulteriormente, en la expectativa de los retornos. Ahora, el ESG Investing considera, en resumen, tres factores: 1) expectativa de los retornos, con base en el comportamiento de las principales métricas financieras y el ESG integration, 2) expectativas de impacto ESG, basándose en la medición y evaluación de impacto en los rubros del ESG, y 3) el peso o la importancia de los factores ESG, con base en la priorización de las iniciativas ESG en las compañías y las inversiones. Aquí, existe un trade-off[4]entre retornos y elementos ESG y, propiamente, surgen una serie de estrategias dentro de ESG investing.
En línea con lo anterior, el ESG Investing contempla seis distintas estrategias de inversión, con dos polos opuestos, inversiones tradicionales (con foco total en retornos) y filantropía (con foco total en ESG), y cuatro niveles de inversión intermedios que dan un menor peso a los retornos conforme se avanza en la importancia de los criterios ESG.
- Primero, las inversiones tradicionales o conventional investing se centran en el análisis de las métricas financieras, con un baja o nula consideración de los factores ESG. Por tanto, el impacto esperado de ESG no es prioridad, mientras que los retornos financieros esperados si lo son. En realidad, esta estrategia no tiene el modo “ESG” activado.
- Segundo, la exclusión o negative screening¸ en donde no se considera a las empresas que no cumplen con las calificaciones esperadas en ESG, que producen o venden bienes o servicios controversiales, y que sus practicas y/o actividades son poco éticas: al evitarlas, los inversionistas mitigan los riesgos y la volatilidad asociadas a estos activos. Por ejemplo, algunas empresas que tienen historial en emisiones contaminantes o abusos en derechos humanos no son contempladas, ya que están en peligro de que dejen de operar en el corto plazo.
- Tercero, la inclusión o positive screening, que consiste en elegir a las empresas con mejores calificaciones de ESG que otorgan empresas terceras. En este caso, los inversionistas buscan compañías con madurez o con grandes avances en ESG y, con ello, maximizan su exposición a las empresas con las mejores prácticas, que tienen una mayor probabilidad de generar valor en un largo plazo. Verbigracia, las compañías con reputación positiva en temas de inclusión social y diversidad, prácticas éticas y ambiente seguro en el trabajo son contempladas. Es posible utilizarse simultáneamente con el negative screening.
- Cuarto, la inversión temática o thematic investing, en la cuales sólo se consideran a las grandes corporaciones, con presencia a nivel global, que son capaces en influir en el aspecto macroeconómico y ambiental. Así, los inversionistas institucionales promueven las inversiones en compañías que pueden encabezar los cambios macro. De acuerdo con Blackrock, las cinco tendencias más importantes que definirán el futuro del mundo son: 1) la urbanización, 2) cambio climático y escasez de recursos, 3) cambios en el poder económico, 4) cambios en aspectos sociales y demográficos, y 5) disrupción tecnológica. Por tanto, el principal objetivo de esta inversión es asignar capitales a las compañías lideres para que afronten los problemas futuros y dirijan el cambio en estas dimensiones, a través del cambio en sus actividades del negocio y producción/comercialización de artículos sustentables.
- Quinto, la inversión con impacto o impact investing¸ que se ocupa de canalizar recursos a compañías que ya están impulsando cambios positivos y medibles en los planos de ESG. La principal diferencia entre la inversión temática y esta inversión es que la primera se enfoca en las tendencias mientras que la segunda se ocupa en el efecto o resultado esperado: el futuro vs el presente, en otras palabras. Por ejemplo, algunas inversiones de impacto son canalizadas a compañías que ya demostraron, a través de indicadores, que sus actividades y productos mejoraron las condiciones de vida de ciertas comunidades. Así pues, las principales características de estas inversiones son: 1) la intención de los inversionistas de generar impactos positivos en los rubros de ESG a través de sus inversiones, 2) la expectativa de retorno de la inversión es menor, 3) el rango de retorno aceptado es entre el retorno mínimo en el mercado y la tasa libre de riesgo de mercado, 4) los inversionistas tienen el compromiso de reportar los progresos en materia de ESG.
- Sexto, la filantropía o philanthropy, en donde no hay una expectativa de retornos, y la atención se concentra exclusivamente en los impactos en los temas diversos de ESG. Generalmente, los fondos son transferidos a las organizaciones sin fines de lucro que atienden estas causas.
Así, la figura 1 presenta la escala del ESG investing. De izquierda a derecha, la expectativa de retorno es cada vez menor, el peso de los factores ESG es cada vez mayor, y la expectativa de impacto ESG esperado también es cada vez mayor. Asimismo, la tabla 2 empata las seis estrategias con las tres dimensiones ya citadas.
En términos de desempeño ESG, los inversionistas basan sus decisiones, en parte, en agencias calificadoras de ESG, que son organizaciones encargadas de examinar las políticas ambientales, sociales y de gobierno corporativo: los inversionistas utilizan los informes emitidos por estas agencias para ver el nivel de sostenibilidad y determinar cuáles son las mejores, dependiendo del calificación o score. Las principales agencias calificadoras de ESG son MSCI ESG Ratings (Véase figura 2), Bloomberg ESG Disclosure Scores, FTSE Rusell ESG, ISS Deutsche Borse, S&P Global ESG Scores, y Moody’s ESG Solutions Group. En teoría, los inversionistas están interesados en compañías cuyas puntuaciones son altas, de acuerdo con los reportes emitidos por estas agencias; sin embargo, algunos de ellos se enfocan en empresas con bajo puntaje con el fin de comprometerse con ellas y elevar sus scores: a esto se le conoce como el enfoque de impulso.
Por otro lado, algunas organizaciones ofrecer sus servicios a las empresas para integrar mediciones de impacto ESG, crear informes sobre el desempeño ESG y otorgarles calificaciones: entre ellas se encuentra EcoVadis (Véase Figura 3). Sustainanalytics, y CDP Climate/Water/Forest. En tal sentido, los inversionistas también recolectan información y scores de estas fuentes para determinar el grado de madurez de ESG en las compañías. Aunado a esto, los inversionistas deben poner atención a las regulaciones ESG que adoptan las empresas, ya que hay una gran cantidad de marcos regulatorios ESG: los principales son GRI, SABS, TCFD, WDI, CDBS, PRI y SDG. Por ello, cabe señalar que no todas las compañías se ajustan a ciertos marcos, y es posible que elijan uno entre el universo existente conforme a sus intereses y objetivos: sobre todo, es importante identificar el nivel de rigidez establecido en las normas, que refleja el compromiso de las empresas por el ESG. En resumen, los inversionistas evalúan el desempeño ESG de las compañías tomando como referencia tres aspectos: 1) los reportes de las agencias calificadoras ESG, 2) los informes de las compañías integradoras y calificadoras de ESG[5], y 3) el marco regulatorio adoptado.
Finalmente, el ESG Investing ha entrado en un periodo de crecimiento importante a raíz de los problemas vistos en temas de medio ambiente y salud pública en los últimos años: el monto total (stock) en fondos de inversión sostenible se mantuvo en 19 billones de dólares entre 2014-2016, mientras que ascendió a 46 en 2021, y se espera que sea de 96 para el 2025, de acuerdo con Deloitte Insights. Cada vez más inversionistas, sobre todos millenials, buscan financiar empresas y productos que promuevan la sustentabilidad, cumplan con las reglamentaciones y creen un mejor entorno para todos. En línea con un estudio hecho por MSCI, 90% de la generación millenial está dispuesta a invertir fuertemente en inversiones ESG, 67% de estos creen que las inversiones ESG son una forma de expresar interés por los criterios ESG, y 71% de minoristas están interesados en inversiones sostenibles. Por otro lado, un estudio de Morgan Stanley develó que 84% de los inversionistas millenials están interesados en tener inversiones sostenibles. También, las carteras con inversiones ESG funcionan mejor a largo plazo que aquellas que no los contemplan: un informe de Morningstar halló que el 77% de los fondos ESG que existían hace 10 años sobrevivieron, en comparación con 46% de los fondos tradicionales.
Referencias:
https://www2.deloitte.com/uk/en/insights/industry/financial-services/esg-investing-and-sustainability.html
Notas a pie de página:
Notas a pie de página:
[1] Fondos de Inversión, Bancos, Administradoras de Fondos de Pensiones, Aseguradoras, principalmente.
[2] Mandato de inversión: Reglas a seguir y que establecen cómo se deben invertir los recursos de los inversionistas y qué activos se pueden seleccionar.
[3] Ganan los inversionistas, las empresas y el entorno.
[4] Seleccionar un grado de balance entre factores ya que no es posible obtener ambos al mismo tiempo.
[5] La diferencia entre agencia calificadora ESG y compañía integradora/calificadora ESG es que la primera evalúa a las empresas listadas en las bolsas de valores, mientras que la segunda evalúa a cualquier compañía mientras pague por sus servicios.