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Estos últimos días es común escuchar entre aquí y allá hablar sobre los planes prioritarios para la nueva gestión que ha tomado cargo a inicios de este mes. El proyecto emblema del gobierno electo, consiste en la construcción de una red ferroviaria que pretende realizar un recorrido de 1,525 km por la región de la península de Yucatán, con el motivo de fomentar el turismo y ensalzar el patrimonio cultural.

 

Si bien, este sonado -y ambicioso- tren aparenta asemejarse al bien conocido Tren Chepe, uno de los atractivos turísticos más famosos que se encuentran en el norte de la República. No obstante, el Tren Maya ha obtenido la desaprobación de una gran mayoría, ya que un proyecto de tal magnitud conlleva un impacto ambiental y económico complicado de absorber.

"Para financiar este programa se van a utilizar los fondos que se recauden al impuesto al turismo. Estamos hablando de alrededor de 7 mil millones de pesos por año", afirmó el presidente electo, López Obrador. Sin embargo, recientemente se confirmó la inversión en este plan de infraestructura de las administradoras de fondos de ahorros y no parece que vaya a tener un rendimiento suficiente, pues el objetivo último con las afores es detonar la inversión en infraestructura y este proyecto aparenta no estar del todo pensado.

Tomando como referencia el famoso recorrido por la sierra de Chihuahua, podríamos generar una expectativa para el Tren Maya. El transporte de pasajeros a través del Ferrocarril Chihuahua al Pacífico “Chepe” posee un subsidio basado en gastos y costos que en 2017 estuvo conformado por $3,809 pesos y generó un ingreso de $209,968 pesos. A pesar de ello, este servicio otorgado por Ferromex, no sólo se encarga del transporte de pasajeros, sino de otros bienes como son los agrícolas, automotrices y minerales, aspectos que trasforman a este atractivo único en una exigencia para el mercado (Ferromex, 2018).

Siguiendo este análisis, este proyecto tiene un enfoque fuertemente turístico, sin considerar que sería invasivo para el ecosistema en el que se pretende implementarlo, convirtiendo al Tren Maya en un plan de infraestructura que podría tener consecuencias irreversibles, a pesar de la calidad del objetivo para el que fue pensado.

Es verdad que México requiere de inversión en infraestructura, en los sectores carreteros, ferroviario y portuario, y es una condición para concretizar un desarrollo económico como país, puesto que este tipo de proyectos debe tener como fin último mejorar nuestra capacidad productiva a largo plazo.

Así bien, es más factible centrar los esfuerzos en proyectos con menos fulgor y ostentosidad, pero que sin cabida de duda generarían una mejora considerable y un crecimiento comercial palpable, aprovechando la ventaja geográfica con la que nos vemos favorecidos: teniendo salidas a dos océanos y siendo paso indispensable entre Estados Unidos y América Central y del Sur.

 

REFERENCIAS

https://www.ferromex.com.mx/pdf/informe_anual_final_BMV_2017.pdf

http://www.transparenciapresupuestaria.gob.mx/work/models/PTP/Home/PEF2018/PEF_2018.pdf

 

 

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