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Reseña del libro Mercados Bursátiles Globales

Por Dr. Henri Yves Louis Bricard Abbadie
Especialista de Concursos Mercantiles registrado ante el IFECOM

Los Doctores Alvarado Vázquez y Morales Castro proponen, como enfoque principal de su muy ambicioso y riguroso libro, los métodos de inversión basados en el académico y asesor bursátil Benjamín Graham y su alumno, el inversionista más exitoso de todos los tiempos: Warren Buffett.

Presentan, a su vez, otros métodos de inversión basados en la escuela de inversión del valor que promueve las inversiones financieras a largo plazo y evita las inversiones especulativas de corto plazo, misma que, por regla general, “dañan las economías.”, aseveración ciertamente de alta contundencia, máxime en nuestras épocas que pecan por altas volatilidades de mercados, tal un sembrado esparcido de “inconsistencias financieras”. 

El dilema es que, tratándose de la Bolsa Mexicana de Valores, estos bien documentados investigadores nos comparten de entrada esta decepcionante y cruda realidad: “Casi el 40% de la inversión extranjera que se encuentra en cartera, es especulativa.” Debemos entonces profundizar nuestra investigación técnica-financiera sobre el restante 60%.

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Lo fundamental se plantea desde el arranque: “Conocer cuáles razones financieras y múltiplos que tienen mayor relación en la fortaleza financiera de una empresa, para que esta se vea reflejada en el rendimiento de la acción, y establecer así las bases de una inversión bursátil a largo plazo”.

Alvarado y Morales Castro explican, detallan, ejemplifican y lo justifican todo: desde las razones financieras, algunas por cierto algo controvertidas como las que se relacionan con la liquidez de una corporación y que, lejos de considerarse bajo la óptica de un estático  cociente, tiene que interpretarse como un flujo operacional de capacidad de autofinanciamiento, hasta el índice de apalancamiento deuda/capital que va correlacionado más bien con la capacidad de revolvencia de los activos productivos de la empresa.

El menú de opciones de análisis financiero presentado por estos autores es en efecto muy completo y me atrevería a decir muy sofisticado hasta para un lector advertido: este libro brinda los elementos para seleccionar cuales combinaciones de elementos de apreciación del desempeño y salud financiera de una emisora cotizada en Bolsa conviene integrar, según un modelo ad hoc, o sea, en función de múltiples factores del entorno tanto nacional como internacional. 

Se trata de ofrecer al inversionista lo que más le apetece, esto es, en función a su apetito al riesgo, haciendo a un lado el concepto de “aversión al riesgo”, como a veces así lo consideran equivocadamente algunos asesores; de hecho, estos investigadores dejan entender muy bien que toda operación financiera en un mercado bursátil representa una aceptación de riesgo.

De igual manera, los autores enfatizan el hecho que la Bolsa Mexicana de Valores ha sido, a lo largo de los últimos cincuenta años, reveladora de dos contundentes evidencias:

a) La primera evidencia es que se comprueba que una inversión bursátil, que denominaría yo como “sensata”, ha representado una vía “Real” de capitalización de rendimientos, arriba de la inflación, aun en las épocas difíciles que sufrió nuestro país, superando en muchos casos de observación prolongada de inversión de portafolios, el umbral de la capitalización requerida de una inversión en moneda dura.

Respecto a esta problemática de conservación de valor en moneda extranjera de un capital invertido en Pesos, Alvarado y Morales Castro hacen una aportación muy relevante, en total acuerdo con los principios de índole tanto macro como micro económicos y comparten asimismo las opiniones de Ibarrarán y Troncoso (1998), Guzman, Leyva y Cárdenas (2006) y Muñoz, Cruz Raquel Cecilia (2012):

“A nivel macroeconómico se encuentra que el mercado cambiario y el mercado bursátil están relacionados a través de la balanza de pagos, ya que las entradas de capital al mercado bursátil forman parte de la subcuenta de Pasivos Financieros de la Cuenta de Capital y desde el enfoque microeconómico se modifica la estructura de inversión y deuda de empresas multinacionales, cuando existen variaciones en el tipo de cambio; esto se refleja en la utilidad o pérdida de las empresas, o en la competitividad de los bienes y servicios que se importan o exportan y como consecuencia se afecta al alza o a la baja el precio de las acciones” y bajo esta premisa “se supone que el mercado bursátil sigue el mercado cambiario, que, en el caso de México, sería que el Índice de Precios y Cotizaciones (S&P/BMV IPC) sigue al comportamiento de la paridad cambiaria peso-dólar.”

Alvarado y Morales Castro concluyen que “en el análisis accionario en el Mercado Bursátil, es indispensable considerar el efecto que tiene la volatilidad del tipo de cambio en los precios de las acciones, en todo análisis que busque recomendar comprar o vender acciones en las Bolsas de Valores” y acotan ciertamente que: “ Si bien la relación teórica negativa de corto plazo entre el rendimiento real generado por la depreciación de la moneda nacional y las ganancias de capital reales del mercado accionario mexicano se comprueba estadísticamente la relación de mediano plazo entre la subvaluación de la moneda nacional y la tendencia ascendente del nivel de precios del mercado accionario”.

b) El segundo punto de relevancia, sintomática del mercado bursátil mexicano, atañe a un hecho también igualmente compartido a nivel global: se premia lo largo plazo, aun tratándose de corporaciones que, por circunstancias adversas, muy recurrentes hoy en día en el ámbito de las finanzas empresariales, hayan padecido situaciones de crisis de insolvencia.

La única objeción que se pueda hacer a la aseveración anterior sería entonces poder entonces “adivinar” cuando es oportuno vender antes que se baje drásticamente tales valores y cuando volver a comprar antes que se reinicie nuevamente su recuperación de valor. 

Bajo este supuesto, Alvarado y Morales Castro llaman a nuestro sentido común, porque invertir en una Bolsa de Valores no es un juego de adivinanzas, sino que representa un trabajo muy profesional de análisis y de ponderación de múltiples factores socio-económico-financieros que este compendio no escatima en enumerar y detallar.

Para coronar con una cereza sobre el pastel, estos investigadores abren un espacio muy didáctico sobre los productos derivados, alimentándose de un claro caso práctico, pero sin  previamente advertirnos que la especulación no debe en efecto ser la motivación primordial de un inversionista maduro quien utilizará más bien estos productos para cubrirse, y en el entendido que este último, consciente a su vez de la importancia y bondades de un Mercado de Valores para el sano desarrollo socio económico de un país, tomará finalmente una decisión “objetivamente correcta” en función a sus propias expectativas de costo beneficio. 

Obviamente, estos investigadores no podían dejar a un lado el diseño de portafolio de inversión, en el entendido que “lo ideal es realizar una mezcla de instrumentos financieros donde se pueda obtener una relación entre riesgo-rendimiento satisfactoria, disminuyendo el riesgo y obteniendo rendimientos atractivos […] y para ello, el uso de portafolios de inversión es una herramienta adecuada […] que ayuda a diversificar el riesgo”.

Con este afán, Alvarado y Morales Castro recurren a la tradicional herramienta Solver, basada en programación lineal para encontrar, de acuerdo a una serie de condiciones y restricciones, la mejor combinación posible de los elementos que conforman un portafolio de inversión y saber que monto invertir en cada uno de ellos.

Mediante esta herramienta, estos dos autores demuestran, con un ejemplo preciso, que se “maximizan las ganancias al buscar dentro de todas las posibilidades el mayor rendimiento posible con relación a toda la serie de restricciones y condiciones que se propusieron, como los niveles de riesgo que puede tolerar el inversionista”. Esta última aclaración es evidentemente muy pertinente, ya que el estructurar un portafolio de inversión implica la aceptación de un cierto riesgo considerado como a la medida, esto es, no obstante el acontecimiento de otros factores desestabilizadores exógenos y/o “imprevisibles” de alcance sistémico, tal como una crisis pandémica mundial. 

En conclusión, Alvarado y Morales Castro tienen a bien ofrecernos una panoplia de casos reales y múltiples aplicaciones de estos métodos de inversión, en distintas Bolsas de Valores del mundo, tanto en Estados Unidos (Amazon, Netflix, Google), como en México (América Movil, Walmart México y Elektra), Colombia (Grupo de Inversiones Suramericana) y Chile (Australis Seafoods).

Se agradece a estos advertidos investigadores por su preciada labor de concientización de las bondades y riesgos de los mercados bursátiles globales y por poner a nuestra disposición en forma pormenorizada cada uno de esos elementos técnicos, tanto de evaluación financiera como de maximización de valor.

Finalmente, no se puede pasar por alto el amplio y nutrido glosario que se nos dispara al cierre de esta valiosa aportación, ciertamente de gran ayuda para asimilar este apasionante tema.

Este libro se puede adquirir en las principales librerías a partir de enero de 2021 o en este enlace:

https://articulo.mercadolibre.com.mx/MLM-832429524-mercados-bursatiles-globales-g-alvarado-y-morales-castro-_JM
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