Para encontrar una solución a los problemas planteados por una inversión que no parece funcionar, el primer paso consiste en entender correctamente en qué hemos invertido, cuáles son sus características, como se va a comportar ante la evolución de los mercados y hacer una estimación razonable de lo que se puede esperar de ella en el futuro. Hay que hacerlo de forma racional, luchando contra nuestras emociones que por un lado nos impulsan a vender (miedo) y por otro a no hacerlo, incluso a comprar más (sesgo de aversión a las pérdidas). El Vanguard 20+ Year Euro Treasury Index es un fondo indexado al Bloomberg Euro Treasury 20+ que incluye todas las emisiones de deuda pública de países de la eurozona con un vencimiento superior a 20 años y un rating crediticio AA- o superior. Es decir, se trata de deuda pública en euros de plazo muy largo y calidad muy alta. El requisito de tener una calificación AA- sólo lo cumplen siete países, en concreto Francia, Alemania, Bélgica, Austria, Holanda Irlanda y Finlandia, es decir no están los “sospechosos habituales” en materia de deuda pública europea, España e Italia, por lo que nos beneficiamos de un riesgo de crédito casi nulo, a cambio de no recibir la prima de riesgo correspondiente. Al cierre de agosto de 2022, ultima ficha mensual disponible, el fondo tenía en cartera 41 emisiones de rating medio AA+, TIR (rentabilidad a vencimiento) del 2,22%, vencimiento medio de 29 años y duración de 22. Su comportamiento histórico se caracteriza por la extrema volatilidad, superior incluso a la un índice bursátil, algo completamente lógico y que cabe esperar en una renta fija con duración mayor de 20. Vemos su evolución desde su lanzamiento en 2007 En 15 años el fondo se ha revalorizado desde 100 a 156, un 3% anualizado. Pero lo que importa no es lo que haya hecho en el pasado sino lo que va a hacer en el futuro determinado por la TIR que actualmente y tras las caídas desde agosto habrá subido a un entorno del 2,75% no demasiado alejado de la rentabilidad histórica. Su evolución en los últimos 12 meses acumula una caída del 40,5% desde los máximos de diciembre (261,743) Para explicar la caída recurrimos a la referencia de la rentabilidad cotizada del bono alemán a 30 años cuya correlación con el fondo es casi perfecta por el tipo de activos que componen su cartera. Como puede apreciarse en diciembre de 2021 cotizaba ligeramente en negativo y desde entonces ha subido hasta situarse en torno al 2% en los últimos días. Una subida de tipos de alrededor del 2% en una cartera de duración 20 supone una caída de su precio de mercado de alrededor del 40%, cifra coincidente y no por casualidad con la caída del fondo. Ahí está la explicación. Evidentemente el problema aquí no es de la mala elección del instrumento (un fondo de renta fija de alta calidad y largo plazo para invertir en renta fija a largo plazo) sino de un mal timing derivado de una incorrecta valoración de la rentabilidad esperada. Si la caída es del 30% la compra se ha hecho con la TIR de la cartera del fondo 1,5 puntos por debajo de la actual, por lo que estaría aproximadamente en el entorno del 1%. Si quitamos medio punto de dicha rentabilidad bruta correspondiente a los gastos del fondo (0,16%) y un 0,37% de custodia, nos queda un 0,5% de rentabilidad neta antes de impuestos, algo que solo se justifica si en los 20 años de horizonte temporal se mantuviera el entorno de muy baja inflación y tipos negativos o cercanos a cero, algo harto improbable en tanto tiempo y que al final no ha sucedido. Por lo tanto, la inversión ha sido errónea y tendrá consecuencias más o menos negativas hagamos lo que hagamos salvo en un muy improbable escenario de vuelta a los tipos negativos en algún momento del futuro. Una vez diagnosticada la naturaleza exacta del problema y sus causas, el segundo paso es buscar soluciones. Hay varias, cada una con sus pros y sus contras La primera es añadir nuevas compras para mejorar la TIR promedio de nuestra inversión. En este caso es algo que no debe hacerse porque la exposición ya es excesiva y nada garantiza que los tipos a 30 años sigan subiendo 1 o 2 puntos con su correspondiente caída adicional del 20-40%, de hecho, es algo con bastantes posibilidades de que suceda. El problema fundamental no sólo es el dolor de las nuevas caídas que también, sino sobre todo el coste de oportunidad de inmovilizar cantidades crecientes de dinero para convertir una mala inversión en una inversión mediocre en detrimento de otras posibilidades mejores. La segunda es quedarse quieto no comprando ni vendiendo hasta el fin del horizonte temporal de la inversión. Nos ahorra el dolor de asumir la pérdida, pero el resultado final será bastante pírrico, de un 0,5-1,0% de rentabilidad a 20 años con una alta probabilidad de vivir una travesía del desierto de muchos años en pérdidas salvo que en los próximos meses o años el azar introduzca un shock deflacionista como el del Covid. Es decir, el dolor no lo vamos a evitar sino a amortiguar y vamos a tener el coste de oportunidad de no haber colocado el dinero en otras inversiones con mejores perspectivas de rentabilidad. La tercera es borrón y cuenta nueva. Asumimos que nos hemos equivocado, pagamos el precio y destinamos el dinero a otras alternativas. Es muy dolorosa psicológicamente y nada garantiza que en la práctica sea la mejor opción, ya que en algún momento los tipos pueden estar por debajo de los niveles actuales y dada la volatilidad del fondo no es seguro que otras inversiones vayan a haber ofrecido una rentabilidad superior desde el momento de la operación de traspaso, dependerá mucho del tipo de inversión al que se destine y del plazo en que se produzca la caída de tipos. En caso de optar por ella, lo mejor es olvidarse por completo de la trayectoria posterior del fondo y considerar la parte buena del asunto: el crédito fiscal aportado a la nueva inversión que reducirá la tributación por los beneficios que puedan obtenerse de ella. La cuarta es hacer de la necesidad virtud utilizando la extrema volatilidad del fondo a nuestro favor. Para ello partimos de una referencia, la de la rentabilidad del bono alemán a 30 años. https://es.investing.com/rates-bonds/germany-30-year-bond-yield Vamos a utilizar el dinero invertido, pero en ningún caso añadir ni un euro más. Fijamos un punto neutro en el 3% en donde nuestra exposición sería del 50% de la cantidad invertida. El resto lo enviaremos a un fondo monetario de duración 0. Por cada 0,5% de desviación respecto a la referencia subimos o bajamos exposición en 5%. Dado que ahora está algo por encima del 2% la exposición al fondo de largo plazo sería del 40% de su valor liquidativo y deberemos traspasar el 60% al monetario. A partir de ahí hacemos una observación mensual y cuando el fondo salte de tramo reajustamos la posición. Es decir, si al mes siguiente el tipo de referencia está por encima del 2,50% subimos el peso de la renta a largo (que habrá bajado del 40%) hasta el 45%. Si ha caído por debajo del 2% (con la consiguiente subida) lo bajaremos hasta el 35%. Es conveniente un filtro de volatilidad por el cual sólo reajustaremos si el precio del fondo de renta a largo ha tenido una variación acumulada superior al 5% respecto al precio del reajuste anterior, es decir tienen que cumplirse las dos condiciones que se haya saltado de tramo en la escalera de variaciones del 0,5% respecto al 3% y que se haya producido una variación del más del 5% respecto al precio del reajuste anterior. Como fondo monetario para esta estrategia podemos utilizar el BNP Paribas Insticash EUR 1D LU0167237543 Esta opción es la más recomendable siempre que se tenga la disciplina y fortaleza mental para seguir las reglas de la estrategia, además de la disposición y capacidad para dedicar unos minutos al mes a su seguimiento.