Las nuevas implicaciones del “Empleo Verde”
Hay un término en relación a la ocupación y productividad poblacional que está tomando auge en los últimos años, es el llamado “Empleo Verde”, definido por la Organización Internacional del Trabajo, como “aquel trabajo decente que contribuye con la reducción del consumo de energía y materias primas, limita las emisiones de gases de efecto invernadero, minimiza los residuos y la contaminación”. La oferta del trabajo verde, se concentra principalmente en cinco sectores económicos: energía, transporte, reciclaje, bosques y agricultura.
Cada vez más empresas se encuentran interesadas en incorporar a sus estrategias de negocios, los empleos verdes, para lo cual se encuentran desarrollando prácticas sostenibles poniendo atención en cada parte de su cadena de producción (y las de sus proveedores), logrando como resultado productos con menores impactos ambientales.
Algunas empresas de Centro y Sudamérica, se están realizando pruebas piloto para medir sus prácticas empresariales con la herramienta IndicaRSE, que consiste en una autoevaluación basada en la ISO 26000, los Principios del Pacto Global y el Global Reporting Initiative.
En el caso de México, algunas empresas están comenzando a sobresalir en sectores estratégicos. Tal es el caso de Grupo Vinte, inmobiliaria mexicana dirigida por el empresario Sergio Leal Aguirre, pionera y preocupada por este tipo de prácticas, que en su quehacer diario se enfoca en la creación de viviendas integrales.
El empleo verde es una realidad en países desarrollados y en vías de desarrollo. Se trata de estrategias con visión de sustentabilidad, más que de un tema puramente económico.
Sin embargo, la inversión anual de las empresas en desarrollo sustentable, asciende actualmente a 4,000 millones de dólares. Lo que representa ya el 30% del PIB de la región de América Latina.
Términos como el empleo verde continuará siendo una constante respecto a productividad y capacitación laboral, que cada vez demandará a más personas en torno a ecotecnologías. Es un tema que requiere de ajustes desde los mismos centros de estudios e investigación de América Latina, y la preparación de la población hacia la transición de los paradigmas tradicionales a los de las nuevas tecnologías y cuidados medioambientales.