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Hola, soy Liliana Zamacona, y hoy quiero compartir con ustedes un tema cercano a mi corazón: los retos financieros que enfrentamos las mujeres, aunque claro, no excluyo a los hombres de esta conversación. Todos llevamos un bagaje financiero, pero hoy, quiero profundizar en cómo estos desafíos se entrelazan con nuestras historias personales y colectivas.

Desde pequeña, observé y viví bajo los condicionamientos financieros impuestos por generaciones anteriores. Mi madre, educada en los setenta, y mi abuela, en los treinta, me transmitieron sus propias narrativas y heridas financieras. Con el tiempo, me di cuenta de que no solo estaba siguiendo sus pasos sino que, sin saberlo, perpetuaba patrones que limitaban mi crecimiento y bienestar económico.

He visto cómo, en muchas ocasiones, nosotras las mujeres, al empezar a disfrutar de cierta prosperidad financiera, priorizamos automáticamente las necesidades de otros sobre las nuestras. ¿Planear nuestro retiro? ¿Tomarnos un año sabático? ¿Viajar a Europa? Esas ideas a menudo se posponen para ayudar a un familiar o cumplir con expectativas ajenas. Y es que crecimos viendo a las mujeres de nuestras familias sacrificarse, dejando sus propias necesidades y sueños en último lugar.

Esta reflexión me llevó a dirigir un taller de certeza financiera, específicamente para una comunidad increíble de mujeres en tecnología, "tecnolatinas". Fue un espacio hermoso y gratuito donde pude enfocarme en estos retos, mostrando cómo, a pesar de nuestros logros, seguimos arrastrando estos legados que afectan nuestras finanzas, muchas veces de manera inconsciente.

La diferencia en cómo nosotras, comparadas con nuestros contrapartes masculinos, abordamos la inversión es notable. Mientras ellos se lanzan a invertir desde el primer día, nosotras a menudo nos quedamos atrás, sosteniendo y manteniendo a otros, perdiendo años valiosos que podríamos haber dedicado a invertir en nuestro futuro.

Y aquí no se trata solo de dinero, sino de enfrentar nuestros miedos y dudas. En conferencias y bootcamps, he observado cómo el miedo a equivocarnos paraliza nuestras decisiones financieras. Nos han enseñado a buscar la perfección, lo que nos hace temer cualquier paso que pueda desviarnos del camino "seguro".

Hoy, desde mi experiencia personal y profesional, quiero decirles que es posible romper estos moldes. Podemos reescribir nuestras historias financieras, aprender de nuestros errores y, sobre todo, comenzar a invertir en nosotras mismas y en nuestro futuro.

Si te resuena esta reflexión y quieres profundizar más en este tema, te invito a escuchar la grabación de esta charla en Twitter. En ella, comparto no solo mis pensamientos sino también herramientas prácticas para comenzar a sanar nuestras heridas financieras y tomar control de nuestro bienestar económico.

Con cariño,

Liliana Zamacona.
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