Seguramente has escuchado en las noticias la frase “inversión pública” o “inversión en infraestructura pública” y si has puesto más atención recordarás que se dice que la inversión pública empuja o detona el crecimiento económico por medio de proyectos que promueven la productividad. Estas definiciones pueden sonar poco claras, por ello veamos cuál es la importancia de la inversión pública en proyectos de construcción o infraestructura y por qué deben importarte.
En México existen dos tipos de inversiones, la pública y la privada. La primera es fundamental porque incentiva la inversión de las empresas (la privada), ¿cuáles son esas inversiones u obras públicas? son los siguientes:
- Construcción de redes eléctricas.
- Autopistas.
- Puentes.
- Construcción de viviendas.
- Hospitales.
- Escuelas.
- Centros deportivos.
- Etcétera.
Hay inversiones que forzosamente y pase lo que pase deben hacerse todos los años, por ejemplo, lo que tenga que ver con energía eléctrica porque siempre hay demanda, ya sea por la llegada de empresas nuevas a nuestro país o por inversiones que hacen las ya existentes, por ello se debe invertir sí o sí en servicios eléctricos.
La inversión en infraestructura en vías de comunicación también es importante, por ejemplo, uno de los factores por los cuales a México se le otorgaron los partidos de futbol menos importantes para el próximo mundial de 2026 fue porque no tenemos la infraestructura carretera, hotelera ni aeroportuaria suficiente para recibir a los turistas que gustan de ver los juegos de mayor demanda, los de más rating y los que dejan mayores ganancias.
La inversión en infraestructura pública influye directamente en el desarrollo económico de cualquier país. De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) lo ideal es que la inversión pública y privada represente al menos 25% del Producto Interno Bruto (PIB).
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) asegura que el bajo crecimiento económico de América Latina se debe a las restricciones fiscales porque frenan la inversión pública, y que en momentos de crisis los gobiernos (incluido el de México) recortan esta inversión y no la reponen cuando las dificultades económicas terminan y la economía empieza a crecer.
En este sexenio no crecerá la inversión en obra pública
Sin duda este sexenio no será recordado por alguna gran obra que signifique un importante detonante económico para los próximos años. Cifras de la misma Secretaría de Hacienda estiman que para 2023 la inversión pública en infraestructura será apenas de 3.6% y con ello promediaría 2.94% por año. Con el gobierno anterior, en el mismo periodo la inversión en obra pública fue de 3.9%, es decir, tenemos una reducción de un punto porcentual (y aunque este gobierno diga que no es igual a los anteriores, en cuanto a infraestructura siguió el mismo camino llegando a peores resultados).
A como van las cosas, dentro de un año, es decir, al cierre del quinto año del gobierno de López Obrador, la inversión en infraestructura promediará en el mejor de los casos un 1% menos de lo que reportó, en el mismo periodo, el último gobierno del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
¿Y cómo será el presupuesto y gasto para 2023?
El presupuesto para el siguiente año ya se aprobó, prácticamente no tuvo cambios importantes y lo autorizado fue muy similar a lo que el poder Ejecutivo mando al Congreso, lo que más destaca es el dinero asignado a los programas sociales.
Desde el día uno de esta administración, el gobierno ha venido incrementando el dinero usado en programas sociales, pero en este 2023 el aumento asignado a esta área es el más grande en lo que va de sexenio con 865 mil 227 millones de pesos, un incremento de 18.8% comparado con el año 2022.
Así han sido los aumentos en programas sociales en esta administración:
- Entre 2018 y 2019 el aumento fue de 13.8%.
- En 2020 de 10.6% comparado con 2019.
- Para 2021 se redujo en casi 5%.
- En 2022 el aumento no fue ni de 0.5%.
En resumen, desde que inició el sexenio y con lo que se gastará en 2023, el dinero asignado a programas de ayuda social aumentará 25.7% en términos reales. ¿Cuánto puede durar esto sin consecuencias graves para las finanzas públicas? entre las pensiones que ya pagamos a ex trabadores del IMSS, de Pemex, burócratas del Estado de México, etcétera, y ahora en “ayudas del bienestar” se nos va una fortuna.
Administrativamente hablando ¿es mejor obsequiar dinero o construir una infraestructura que genere ingresos sustentables que sirvan para continuar ayudando a los mexicanos, redistribuyendo la riqueza para que los que menos tienen se beneficien de lo que produce el país?
El problema es que diseñar algo sustentable que genere dinero no se logra de la noche a la mañana, pues forzosamente significa llevarlo a cabo en un mediano plazo, pero los beneficios de la ayuda social (que básicamente consisten en darle recursos económicos directos a la gente) sí se perciben de inmediato y son más rentables desde el punto de vista político (no económico) y más cuando se acerca una época electoral.
Pero ¿qué prefieres? ¿que alguien te enseñe a pescar o que te obsequie un pescado diario? el problema vendría cuando quien te da la solución ya no esté para hacerlo más. Por eso siempre resultará más rentable trabajar por un futuro sustentable y no por la inmediatez del momento, pero eso es algo que en general no se nos da a los mexicanos.