En 2006 se habló de la manera en que el poderoso rey de los supermercados, Wal-Mart, había sido un negocio de absoluto fracaso en Alemania luego de intentar por 8 años colocarse sin éxito en ese país. Fueron varios los errores de estrategia que este grupo estadounidense cometió para fracasar en la primera economía del viejo continente pues la simple exportación del marketing de Estados Unidos a Alemania no sirvió de mucho.
Entre varios elementos que contribuyeron al fracaso de Wal-Mart en Alemania hay uno que me llamó la atención: su política de contratación de gente mayor, allá (a diferencia de México y otros países donde opera esta cadena) no fue bien visto tener a gente de la tercera edad para abrir las puertas y dar la bienvenida a los clientes, pues se dijo que en esa nación “los ancianos son respetados por su conocimiento y experiencia, así que no deben tener trabajo por lástima”. ¿Cuánto salario se le puede pagar a alguien por abrir puertas, saludar clientes o hacer funciones de empacador de mercancías? sin duda eso sería un trabajo simbólico así como la paga, por ello es clasificado como lástima o caridad por algunas personas.
¿Y por qué tendría que llegar a esas condiciones una persona de la tercera edad? en el caso concreto de México sucede porque cuanto más viejo se hace un mexicano más se acerca a padecer (por lo menos) pobreza alimentaria, pobreza de capacidades y pobreza patrimonial.
La gente de a pie aún piensa que México es un país con mucha juventud, sin embargo es que en realidad “el sector de gente de mayor edad está creciendo rápidamente” y ello significa que en unos cuantos años la taza de dependencia en servicios médicos y de pensiones será mayor que la de la población en condiciones de generación de riqueza (personas jóvenes).
¿Por qué México se hace viejo?
- Desde la década de los sesenta en México disminuye gradualmente la tasa de natalidad (menos nacimientos).
- Desde el siglo XX los avances científicos en la esperanza de vida han aumentado de manera importante.
Por otro lado, entre todos los países miembros de la OCDE, México posee una de las tasas de pobreza más altas entre la población de mayor edad en comparación del resto de ciudadanos, es decir que conforme la gente se hace más vieja se hará más pobre, lo cual significa contar con menos recursos económicos para hacer frente a las necesidades que trae consigo la tercera edad.
En nuestro país la mayoría delos pobres se encuentran en las zonas rurales y es ahí donde más encontramos pobreza alimentaria, además que son los hombres quienes están en mayor riesgo en comparación con las mujeres, es decir, que conforme alguien se acerca a la última etapa de su vida está en mayor riesgo de pobreza alimentaria si es hombre, pues por lo regular las ancianas son quienes reciben más ayudas por parte de femiliares.
De este modo y con evidencia empírica durante décadas, históricamente en México la vejez ha sido vista para la mayor parte de la población como un sinónimo de pobreza económica, como una etapa de inactividad laboral, marginación de la vida social y cultural y de enfermedades que se acumulan progresivamente hasta que la persona deja de existir, Es común que este sector quede a expensas o dependiente de los cuidados que sus familiares quieran o puedan darles, siendo las hijas las que más se ocupan de sus padres en comparación a los hijos (según datos de la misma Consar).
Según información de la OCDE, la pobreza general en México es de las más altas de sus países miembros (de entre el 21 y 25%), pero se eleva hasta el 29% en las personas de 65 años de edad en adelante y ese dato ya nos coloca como la cuarta más alta de ese organismo.
La OCDE y el CONAPO de México (Consejo Nacional de Población) coinciden en que las mayores proporciones de pobreza se ubican entre los ciudadanos de 0 a 14 años y entre los de 75 años en adelante; en tanto, el aumento de la pobreza alimentaria va iniciando cuando se llega a los 30-34 años para las mujeres y entre los 40 y 44 años para los hombres, pero de ahí la probabilidad de enfilarse a ser pobre aumenta cuando ambos géneros llegan a los 60-64 años.
Pobreza urbana y rural
En México no es lo mismo ser pobre en una gran ciudad que en una población rural. En términos generales, los índices de pobreza alimentaria en zonas rurales son tres veces más altas en comparación a las zonas urbanas, es decir que un anciano de zona rural tiene una alimentación tres veces más pobre que un anciano en la Ciudad de México, Monterrey o Guadalajara. Hace 5 años se registró una tasa de pobreza extrema en zonas rurales de 23.9% y en zonas urbanas fue de 6.3%.
¿Por qué no es lo mismo ser pobre en un centro urbano que en uno rural? básicamente se debe a las significativas diferencias en las fuentes de ingresos. Los ancianos de zonas urbanas tienen más probabilidades de percibir ingresos por su trabajo, ya sea en forma de salario o bien si trabajan por cuenta propia; en cambio en las zonas rurales se depende más del cobro de pensiones.
Ante estas circunstancias es urgente que como país se hagan cambios demográficos que incluyan a la gente adulta mayor no sólo en lo económico, sino también en lo social y lo cultural para que no sean excluidas en estos aspectos. La gente mayor tiene peso político en cuanto a su participación electoral, pues en comparación con la media de grupos más jóvenes, los adultos mayores ejercen en mayor cantidad su derecho a votar.
Ya es momento de elaborar políticas en materia de pensiones, salud, empleo en el sector formal y estrategias de ahorro para el retiro para este sector poblacional antes que hayan más jubilados, seguir postergando esta situación significaría no aprovechar la riqueza y recursos que aún se pueden aprovechar y que son producidos por la población más joven que está aún en activo.
