Es innegable y sería hasta ingrato no reconocer que colateralmente el Teletón de México (y prácticamente el de otros países americanos) ha contribuido a la rehabilitación de personas con parálisis cerebral infantil severa, personas con lesiones medulares o pacientes con enfermedades tan extrañas como mielomeningocele, tal vez muchos de ellos nunca se hubieran podido atender de manera particular por el costo de los tratamientos, tal vez tampoco el IMSS los hubiera curado, sin embargo la responsabilidad social también tiene una doble cara.
En México desde hace 10 años por lo menos la gente está inmersa en una profunda pobreza, misma que no les deja dinero para cubrir sus necesidades básicas, entonces tampoco les quedan recursos para atender urgencias médicas como estas, mucho menos podría pensarse en que contraten seguros de salud.
Recordemos que según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, México es su país miembro con el mayor número de trabajadores pobres, es decir, que de los 52.6 millones de personas que laboran, entre un 18.5 y 20% tienen salarios que no les permiten ni siquiera cubrir sus necesidades básicas, o sea que ese 18.5 o 20% quiere decir que hay 10 millones de mexicanos que a pasar que tienen un empleo siguen siendo pobres. Esto nos ilustra perfecto que a pesar que la salud es un tema básico que cualquier estado responsable debería garantizar, en México ello no ocurre por la mala administración pública que realizan sus burócratas y por la vaguedad y poca exigencia de sus ciudadanos.
Bajo este contexto, no faltan las empresas “abusadas” (o abusivas dirían otros) que diseñan programas de responsabilidad social que al mismo tiempo las benefician enormemente desde el punto de vista fiscal, o bien a lo mejor hicieron estos programas de responsabilidad social con un “enfoque alternativo” donde la empresa además de hacer un bien para la sociedad, también obtiene un beneficio propio.
En concreto me refiero a todas las empresas que participan con sus donativos en el Teletón de México, pues este sería un ejemplo de cómo la institucionalización de la responsabilidad social funciona (también) como una estrategia para pagar menos impuestos por parte de grandes empresas y corporativos establecidos en este país, ¿cómo sucede eso? pues porque las actividades filantrópicas son deducibles de impuestos y ello le representa a todas las empresas donantes del Teletón por lo menos un doble beneficio: un mejoramiento de su imagen y una disminución de sus obligaciones fiscales.
El Teletón (organizado por Televisa desde 1997), Un kilo de ayuda, el Redondeo, etcétera, son programas de apoyo a los sectores más vulnerables de México, pero que también han permitido durante décadas que sus organizadores se beneficien con ellos, la sociedad hace los donativos y Televisa, TV Azteca, Nacional Monte de Piedad, Grupo Wal Mart, etc., son quienes reciben los beneficios fiscales al deducir dichas aportaciones ¡gracias a dinero que no era suyo en su totalidad! ¿Negocio redondo no? mejoran su imagen ante los consumidores o audiencia, deducen sus impuestos “por su ayuda filantrópica” y con dinero ajeno. En estricto sentido deberían darle a un donante que, por ejemplo, redondea su cuenta en el supermercado, un recibo para que él sea quien lo deduzca en su declaración anual.
A lo anterior hay que sumarle que o son planeadas o son afortunadas coincidencias: el Teletón se realiza casi al mismo tiempo en que termina el año fiscal en México, además que los “donativos” más fuertes son hechos por las empresas justo a la hora de más rating de este evento (lo cual suele ser unas horas antes del final de la transmisión) y da la sensación de ser el “momento más esperado de la noche”.
¿Así debe ser la ayuda social?
Un estudio realizado en 2002 en Estados Unidos reveló que después de un periodo relativamente largo, las inversiones sociales de las empresas cayeron 50% entre 1986 y 2001, y la caída era mayor en aquellas compañías relacionadas con obras filantrópicas. Esto da la idea que para las empresas es más conveniente hacer inversiones filantrópico-estratégicas, o bien estar a la moda siendo una empresa “socialmente responsable” gracias a un “enfoque alternativo” en su manera de ayudar beneficiándose.
Así las cosas, más que socialmente responsables, las corporaciones son empresarialmente responsables al maquinar productos que benefician a sus oligopolios con proyectos que nacen en los medios de comunicación y en las poderosas familias dueñas de gran parte de la economía de nuestro país, recordemos que son 35 las empresas que controlan 44% de la riqueza de México en la Bolsa Mexicana de Valores.
La ONU critica también al Teletón de México
En primer lugar, la Organización de las Naciones Unidas ya le ha recordado anteriormente al gobierno de México que él es quien tiene la obligación de rehabilitar a personas con alguna discapacidad.
El grupo de expertos que trabaja en el Comité de los derechos de las personas con discapacidad de la ONU ya ha criticado la entrega de dinero público al Teletón, y ha recomendado diferenciar el dinero que aporta la iniciativa privada de aquél que destinan las instituciones del estado mexicano. No hay que olvidar que México firmó su integración a este comité el 30 de marzo de 2007 y que ratificó su permanencia el 17 de diciembre de ese mismo año.
En sus observaciones finales publicadas el 3 de octubre de este año, este comité de la ONU manifestó que
“le preocupa que buena parte de los recursos para la rehabilitación de las personas con discapacidad, sean objeto de administración en un ente privado como Teletón".
Al comité de la ONU le interesa que México haga una distinción clara entre el carácter privado del Teletón y las obligaciones que como estado no puede evadir para garantizar la rehabilitación de sus ciudadanos con discapacidad.
Durante sus primeros 15 años de existencia, el Teletón recibió mil 832 millones de pesos del Estado de México, Coahuila, Jalisco y Puebla, entre otros, es decir, que la sociedad mexicana aporta triple al Teletón: una con los recursos que le da a las empresas en redondeos por ejemplo, otro con el erario y un tercero cuando además aporta en las famosas alcancías en efectivo. Hay que recordar que si alguien dona por recibo telefónico la compañía es la que hace la aportación a su nombre con dinero ajeno.
En esos mismos 15 años, el Teletón recaudó 4 mil 635 millones 617 mil 823 pesos, es decir casi 40% de ese dinero vino de los contribuyentes y quienes dieron esos recursos fueron gobiernos de los diferentes estados
Otro aspecto negativo del Teletón es “su contribución a estereotipar la discapacidad” según el ya citado Comité de expertos de la ONU, ellos consideran que el Teletón atenta contra la dignidad de este sector y promueve el estereotipo de que las personas con necesidad de rehabilitación son sujetos de caridad y no los presenta como personas “titulares de derechos”.