En la actualidad, la economía mundial presenta condiciones favorables que se estima se mantenga así durante los próximos meses, cabe mencionar que dichas condiciones registran una trayectoria de crecimiento moderado, que si bien, se espera registre un fortalecimiento adicional a lo largo del 2018 y 2019.
Respecto a la economía mexicana, es importante señalar que en los primeros meses del 2018 ésta continuó incrementándose, impulsada especialmente por el sector de servicios y cierta recuperación de la actividad industrial, cabe recalcar que las exportaciones (X) presentaron una trayectoria positiva. En cuanto a la demanda interna, el consumo privado continuó expandiéndose, si bien a un menor ritmo en cuanto a la posición cíclica de la economía; esto es, las condiciones de holgura y su papel en la formación de precios.
Las acciones de política monetaria que se han implementado para mantener ancladas las expectativas de inflación de mediano y largo plazo; aunadas al cumplimiento de las metas fiscales en 2017 y al compromiso de hacerlo en 2018, así como la resiliencia que ha mantenido el sistema financiero, han contribuido a que la economía mexicana esté en una mejor posición para enfrentar posibles escenarios adversos. En este contexto, se prevé que la economía mexicana seguirá enfrentando un panorama complejo, lo que hace particularmente relevante; que además de seguir una política monetaria prudente y firme; se impulse la adopción de medidas que propicien una mayor productividad, y que las autoridades correspondientes consoliden sosteniblemente las finanzas públicas.
En este sentido, el Banco de México (Banxico) recalcó un tono restrictivo durante su reunión de política monetaria celebrada el mes de abril. Los motivos de dicha restricción se deben a que cualquiera pensaría que como la inflación ha disminuido y el tipo de cambio al momento de llevarse la reunión de política monetaria iba a la baja, acordarían mantener la tasa de interés o recortarla; sin embargo, se refirieron a los riesgos al alza para la inflación y mantuvieron la tasa objetivo.
Desde el 2017, la inflación ha estado determinada por el tipo de cambio; mostrando un efecto de rezago de varios meses, así a pesar de que en el 2017 el tipo de cambio disminuyó desde los niveles máximos históricos de 22 pesos por dólar, la inflación no disminuyó hasta después de varios meses.
Lo anterior debido a que el desempeño de los precios en México es tal que al subir el costo de los insumos o al subir el tipo de cambio; suben los precios, por el contrario, al bajar el costo de los insumos o bajar el tipo de cambio, los precios no se ajustan a la baja por la expectativa de que puedan volver a subir.
Por otro lado, al analizar la inflación entre la parte no subyacente, que refiere a los precios más volátiles de la economía, y la subyacente, que es la inflación medular; es posible identificar que es la inflación no subyacente la que ha mostrado las mayores disminuciones; es decir, no puede asegurarse que la inflación seguirá a la baja sólo porque han bajado los precios de algunos artículos que se sabe, tienen un precio variable. Además, en la parte subyacente aún se ve reflejado un efecto de rezago de las depreciaciones del peso que aunque cada vez es menor, sigue presente.
A pesar de los escenarios descritos anteriormente, se estima que el 2018 será un año rodeado de incertidumbre; debido a que los niveles de tipo de cambio por arriba de los 19.00 pesos por dólar generan presiones significativas al alza, cabe señalar que algunos riesgos se han aminorado como la renegociación del TLCAN; sin embargo, éstos no han desaparecido sobre el comportamiento de la economía mexicana.