Al día de hoy ha sido un concepto vago más que definido hablar de la transición hacia una economía verde y sostenible. Esta falta de claridad y datos ha llevado a la impresión de que es de un tamaño limitado, de pequeña capitalización, falta de diversificación, y en la que los inversionistas sacrifican la rentabilidad por los beneficios medioambientales. Sin embargo, instituciones financieras líderes en el mundo como FTSE Russell, la proveedora británica de índices de la Bolsa de Valores de Londres (London Stock Exchange), han disipado estos estereotipos para aclarar lo digno que es invertir en este sistema industrial.
En su paper Investing in the global green economy: busting common myths, FTSE Russell define y mide la oportunidad de inversión. Su definición de economía verde se basa en la capitalización del mercado accionario (equity market) y sus ingresos verdes a nivel global. La medida la califica como amplia, pues está respalda por esfuerzos globales para combatir el cambio climático y retos ambientales. Más que hacer una evaluación macroeconómica del PIB mundial, hace un análisis del green equity listado a escala internacional.
Veamos en este artículo los datos más relevantes del estudio publicado en mayo 2018. Prestemos atención a las seis cualidades del tema en cuestión. Rompamos esos mitos, y adoptemos una inteligente estrategia de inversión.
Características clave de la economía bursátil verde:
1. Es sustancial: representa el 6% del tamaño de capitalización del mercado accionario global, alrededor de 4 billones de dólares ($4,000,000,000,000 USD). La oportunidad que representa es similar en tamaño a la de los combustibles fósiles.
2. Es creciente: su tamaño va creciendo en proporción al del mercado mundial, mientras que el de los combustibles fósiles va encogiendo. De continuar la trayectoria, podría alcanzar el 7% para 2030. De acelerarse los 100 trillones de dólares sugeridos de inversión verde, podría incluso superar el 10% para situarse en niveles similares al de la banca y el sector salud.
3. Es diversificada: la economía verde en los mercados de capitales está compuesta por compañías (emisoras) de todos los tamaños. Si bien las pequeñas y medianas tienen una mayor exposición y representan un mayor número, el mercado no es dominado por ellas. Las grandes representan aproximadamente dos tercios de su capitalización.
Por un lado, a diciembre 2017 se contabilizaban alrededor de 2500 empresas calificadas como verdes por los ingresos que percibían en sus actividades. Por otro lado, la misma investigación indica que al momento se identificaban alrededor de 3000 expuestas a la economía verde. Es decir, aunque sus líneas de negocio no fueran verdes, tenían relación comercial con las que sí lo eran.
4. Es multifacética: está también distribuida en múltiples giros. Entre ellos el Industrial, de Servicios Públicos, Tecnología, Química, y Construcción y Materiales representan más del 75%. Esto revela la diversa naturaleza de proveedores de bienes y servicios que están atendiendo los desafíos medioambientales.
La clasificación general está basada en el ICB (Industry Classification Benchmark), un estándar globalmente reconocido, operado y administrado por FTSE Russell, para categorizar emisoras y valores en una estructura de cuatro niveles, entre los que se encuentran Industrias, Supersectores, Sectores, y Subsectores.
Un vistazo más particular a los sectores verdes, nos deja ver que dentro de ellos el de la Eficiencia Energética es el más relevante. Recordemos que este tipo de soluciones brindan beneficios significativos al medio ambiente, y que son los más eficientes en cuanto a costo, por lo que su ponderación del 40% hace sentido.
5. Es global: Estados Unidos es el elemento más grande de la economía verde en los mercados bursátiles. Sin embargo, Taiwán es en definitiva quien tiene la exposición más alta. China es el tercero más grande, y su exposición crece a ritmos vertiginosos.
6. Es de mejor desempeño: las emisoras verdes han mostrado un rendimiento superior. En el caso de FTSE Russell, sus indicadores verdes se desempeñaron mejor que sus índices de referencia (benchmarks) de 2014 a 2018 hasta en más de 14%. Algunos de estos índices alcanzaron entre 74% y 90% de rendimiento acumulado durante el ciclo acotado.
Conclusión
La economía verde es una oportunidad global, interesante, y creciente en la que podemos invertir diversificando según tamaño de compañía, ubicación geográfica, y sector industrial. Con modelos y recursos como los que compartimos en este artículo, dejamos claro que la intersección entre la sostenibilidad y la rentabilidad resulta aún más atractiva. Ya no es una estrategia de inversión vaga, sino una prioridad medible y definible.
Christian Fernández
Fundador y Manager
Misión Financiera México
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www.misionfinanciera.com.mx
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