¿Alguna vez has querido comprarte algo, y “darte ese gustito”? Tal vez has querido salir de vacaciones o simplemente cuidar de tu salud, pero estás tan cargado de gastos que dices: ¡No tengo dinero! Y te la pasas “quejándote”, diciendo todo el tiempo: no tengo dinero para comprarme unos zapatos, no tengo dinero para ir al gimnasio, no tengo dinero para pagar un médico, etcétera, cuando la realidad es que llevas 5 años con el mismo par de zapatos que ya hasta reconocen el sabor a goma de mascar que pisaste la semana pasada; o también tu salud está deteriorada y sabes que debes de ejercitarte y consultar con un médico para prevenir posibles consecuencias, pero lo dejas para después.
Te sientes agobiado, y te duele la cabeza, el estrés se apodera de ti e incluso te enojas y terminas por maldecir que por culpa de la falta de dinero no puedes avanzar en la vida. Piensas que, si lo tuvieras, todo sería diferente y todo se resolvería e incluso te imaginas lo que harías si tuvieras una “x” cantidad de capital: te ves en ese lugar en el que quisieras estar con las personas con las que te gustaría estar y que no puedes porque “no tienes el dinero”.
Debido a esto, tomas la decisión de invertir, te motivas a buscar alternativas y caes en un lugar donde te ofrecen rendimientos extraordinarios con poco capital en poco tiempo. Ese sueño lejano ahora lo ves real, aunque dudas un poco, revisas los testimonios de personas que lo han intentado y les ha funcionado, te convences de que sí puede ser real, e incluso planeas: “No tengo dinero para eso, pero en dos meses me llegará un capital, entonces invertiré y en poco tiempo estaré teniendo mis ganancias, así que no pasa nada”; haces el esfuerzo, consigues el capital, pasa el tiempo y ya no sabes nada de la famosa comunidad que antes te bombardeaba de mensajes y ahora ya ni te responden. Aumentando el trago amargo y miseria que sentías, porque no tenías dinero y ahora menos, porque fuiste engañado, provocando que creas que las inversiones no son para ti.
Tal vez la historia anterior no sea tu situación en particular, pero describe lo que muchos otros pasan en momentos de urgencia y necesidad cuando “no tienen dinero”. El ímpetu de querer incrementar tus ingresos te puede llevar a encontrar una solución en algo o alguien que aparenta que puede sacarte de esa situación; crees que es verdad y te adelantas al resultado, porque todavía no haces la “inversión” y ya estás pensando en cómo gastar ese capital.
Te comparto una frase que es ad hoc:
“Nunca salgas de tu casa con hambre y sediento”.
La reflexión que te quiero dejar aquí es que: las inversiones no son la solución a tus problemas financieros. Nunca, pero nunca, tomes la decisión de invertir con la esperanza de que saldrás del hoyo rápidamente, porque eso es lo que provoca que tomes decisiones erróneas, basadas en el impulso del momento. Si tomas una decisión de inversión, es porque quieres construir un futuro que te dé una estabilidad económica en el largo plazo. Por eso la frase anterior, “nunca salgas de tu casa con hambre y sediento”, refleja perfectamente que, de hacerlo, comerás o tomarás cualquier cosa que se te presente, y lo malo de hacer eso, es que puedes enfermarte; lo mismo pasa con las inversiones.
Roma no se construyó en un día.
Para poder disfrutar del resultado, es necesario el esfuerzo, que requiere de tiempo para que madure y deje aprendizaje. Es como sembrar un manzano: no puedes adelantar el proceso que lleva a que el árbol crezca y dé frutos, requiere primero romper la semilla y echar raíces, que sea fuerte contra el ambiente y alimentarlo con agua y sol; toda esa labor, después de años, te dará la satisfacción de las manzanas que crezcan e incluso te proporcionará sombra para los días soleados. La satisfacción lleva su tiempo.
¿De verdad no tienes dinero?
Es posible que te agobies tanto que no te percates de lo que de verdad está ocurriendo, por eso debes de tomarte una pausa, un momento donde pongas freno al caos que vives día a día. Tómate unos 5 minutos para calmar esa ansiedad y evalúa la realidad de tu situación económica.
Dentro de mis consultantes, el 98% no tiene un control sobre sus finanzas. Del dinero que reciben saben que deben de pagar ciertas cosas y tener su ahorro o su fondo de emergencia, además de los gastos extraordinarios, pero… ¡No saben cuanto es! No entienden cuál es la cantidad que se destina a cada rubro, y por eso cuando tratan de ahorrar, no tienen el dinero o les sale un gasto imprevisto Peor aún, comienzan a depender de la tarjeta de crédito, pero desconocen su fecha de corte, fecha de pago, el interés o si deben de pagar una anualidad. En pocas palabras, saben, hasta cierto punto, sus compromisos, sin ejercer el grado de responsabilidad que involucra.
Cuando sabes las cosas, pero no las interiorizas, puedes estar ante un sesgo cognitivo. Para ponerte un ejemplo, existen varios sesgos cognitivos al momento de ir a dormir, pero te tomas “un momento” para ver reels y resulta que ¡pasaron horas! Inconscientemente, le mandas información al cerebro de estar ocupado en algo, solo lo haces de manera superficial, engañándote a ti mismo, pero es preferible mantener la ilusión.
Entonces, para evitar caer en este sesgo cognitivo:
- Tómate un momento para la reflexión, análisis y evaluación de la veracidad de tus actos.
Lo puedes aplicar en cualquier área en la que pretendes mejorar, para fines del presente artículo en el rubro del dinero, la reflexión es invitarte a que te cuestiones: ¿cuánto dinero gano?, ¿qué hago con mi capital?, ¿en dónde gasto más?, ¿por qué tengo la sensación de no tener?, todas las preguntas que te inviten a la reflexión son bienvenidas.
- Sin resentimientos.
Muy importante este punto, al responder estos cuestionamientos saldrá información que tal vez no quieras reconocer, pues enfrentarte a tus deficiencias no es fácil, si requieres apoyo no dudes en conseguirlo con un especialista. Te comparto una situación que me sucedió en mi juventud: quería impresionar a personas que ni siquiera era mis amigos, solo quería sentirme aceptado por ellos, por lo cual era yo quien invitaba la fiesta, conseguía el dinero para irnos de juerga, porque solo así era tomado en cuenta, pero cuando dejé de proveerles esta comodidad se acabó la amistad. Yo me cuestionaba el por qué no tenía dinero para realizar otras actividades y no lo entendí hasta que me di cuenta de que todo lo malgastaba en una situación donde quería sentirme aceptado. Enfrentarse a esa realidad es dura, pero importante si se pretende avanzar.
- Toma el control.
Pasado todo lo anterior, ahora sí estarás en la disposición de realizar un examen minucioso, por lo que deberás de tomar el control de tu dinero. Interioriza y descubre en dónde está la fuga, para ello, inicia con un registro básico y sencillo; una actividad que requiere disciplina, porque deberás de registrar absolutamente todo, todo el dinero que entra, se registra, todo el dinero que sale también se registra, pero incluye el dónde: de dónde provino el dinero y a dónde va a parar ese dinero. El hacerlo te dará absoluto control porque tendrás información completa, además te ayudará a ver el comportamiento que tienes, sobre todo, en tus gastos. Y con ello, podrás determinar en qué estás gastando y con esto ya podrás tomar decisiones conscientes de tu realidad, no de la ilusión pasajera.
- Presupuesta.
Al hacer este registro, inicia también con tu presupuesto, porque encontrarás que te sobra cierto capital, y ese capital que te sobra, ya podrás decidir en dónde ahorrarlo, gastarlo o invertirlo; también verás que existen ciertos gastos que no se mueven, por lo que tomarás conciencia de no gastar de más.
Todo es cuestión de prioridades.
He consultado a personas que me dicen que les es imposible realizar un presupuesto, por eso, es que primero deberás de hacer un registro previo; porque en él encontrarás tu comportamiento y, basado en él, podrás hacer dicho presupuesto. No es lo mismo una persona que tiene que mantener una casa con esposa e hijos, a alguien que es soltero y solo tiene que cuidar de su mascota, todo es cuestión de prioridades.
Al tener un correcto control de tu dinero puedes priorizar. He encontrado que se prefiere no darse cuenta de ello, porque la disminución del dinero causa pánico, por lo que es mejor no ver y evadir la responsabilidad. Por otro lado, si eres de las pocas personas que sí tiene un control e incluso un presupuesto mensual y también tienes este mal sabor de boca que a pesar de todo ello no te queda dinero al final de mes; bueno, es que déjame decirte que pueden estar pasando dos cosas: la primera es que sólo te quedas en el papel, es decir, no ejecutas el plan y, por lo tanto, no te queda nada de dinero; la segunda es que, si eres disciplinado y ejecutas tu plan de acción en donde reduces tus gastos, ya no gastas en cosas que no deberías y tienes perfectamente identificado cada rubro, entonces solo es cuestión de mejorar el enfoque, y concentrarse en incrementar tus ingresos.
Repito, todo es cuestión de la prioridad que tengas, y si aun así, sigues con esta situación, es que ahí hay algo de lo que no quieres darte que está pasando, porque si estás aumentando tus ingresos y reduciendo tus gastos y no te queda nada es porque sigues viviendo en la ilusión o sesgo cognitivo.
¿Cuáles son tus prioridades?