Los altos responsables de las finanzas y la conducción económica en México han entrado en un pánico que cada día les es más difícil ocultar. Agustín Carstens en el Banco de México (Banxico) y Luis Videgaray en la Secretaría de Hacienda, estarán jalando parejo para que la economía mejore a cualquier costo.
Banxico ya redujo su Tasa de Interés Interbancaria a un día, con la esperanza de animar el endeudamiento de personas físicas y morales, y por ende la demanda del mercado interno. Hoy se ha publicado que la Junta de Gobierno de Banxico, votó dividida la aprobación de recorte en la tasa de referencia, pero es un hecho que Carstens convenció a la mayoría de los miembros para dicha acción.
De esta forma, la autonomía de Banxico no le alcanza para sustraerse de la fuerza política de Hacienda, por lo que hará lo que sea que le pidan abierta o tácitamente. Videgaray por su parte ya presentó la reforma hacendaria y el Paquete Económico 2014, con el fin de mejorar las deprimidas cifras de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB).
Así, cancelaron demagógicamente la idea original (apoyada desde la campaña presidencial por el propio Videgaray) de gravar con IVA a alimentos y medicinas, para no calentar más el ánimo popular tan sensible por la privatización de la renta petrolera. El plan inicial de dejar exenta una canasta básica y generalizar el impuesto llegó incluso a las instancias del PRI, que en su última Asamblea Nacional borró este candado que se encontraba en sus Documentos Básicos. Es evidente que la idea de cancelar este proyecto no salió de la oficina de Hacienda, sino desde Los Pinos. La política, una vez más, venció a la economía.
Se optó por proponer cargar la mano a los mismos contribuyentes de siempre, pues saben que luego de algunas protestas e inconformidades académicas y periodísticas, acabarán por pagar les guste o no.
Para finalizar, a la reforma hacendaria le agregaron el apellido "y de seguridad social”, con la cual se pretende universalizar este beneficio y otorgar el famoso seguro de desempleo.
La pinza de este asunto la cierra el estímulo contracíclico que elevará el déficit público este año a 0.4% del PIB, y en 2014 a 1.5%, que esperan equilibrar para 2017. Lo cierto es que el duo Hacienda – Banxico ha caído en la trampa de la que no se puede salir sin graves daños: más deuda, más gastos y más devaluación del peso.Ni el déficit ni la expansión del endeudamiento serán de corta duración.
Como en el resto de sociedades desarrolladas, la inútil fórmula para estimular la economía como lo dictan los libros monetaristas y keynesianos, también se aplicará en México. Aún sin la aprobación de la reforma hacendaria ni del Paquete Económico, ya se están valiendo de algo que han llamado Programa de Aceleración del Crecimiento. Lo que les importa a estas alturas es dar la impresión de que las cosas marchan mejor de lo que en realidad están, claro, con cargo a la tarjeta de crédito.
Pero en realidad, el resultado será justo el opuesto. Es tan obvia esta situación, que ya hasta las desprestigiadas y siempre tardías agencias calificadoras como Moody’s y Standard & Poor’s la pueden ver.
- Moody’s aseguró ayer que la falta de fondos suficientes para atender la contingencia provocada por las tormentas que azotaron a México en días pasados, presionando de forma negativa a las finanzas de al menos 12 estados afectados, lo que significa un factor negativo para su nota crediticia.
- S&P consideró esta semana que México no tiene argumentos para recuperar la nota financiera que tenía en 2009 (BBB+), por lo que descartó que incluso con una reforma energética exitosa pueda ver subir su calificación.
La racha de malas noticias se cerró este jueves, con el anuncio de Hacienda de que aumentará los montos de deuda a colocar en sus subastas programadas del cuarto trimestre. Así, el gobierno federal elevará entre octubre y diciembre la oferta de Certificados de la Tesorería (Cetes), bonos, Udibonos y Bondes D, en prácticamente todos sus plazos. Por supuesto, tanto beneficio y justicia social se tiene que pagar.
La montaña de deuda comenzará a crecer a partir del 1 de octubre. Ante mayor oferta de deuda soberana, es previsible que pierda más valor y por tanto, las tasas de interés acelerarán su alza. Por fin, el gobierno se acercará más a su meta implícita de devaluar al peso para ganar en inflación y “competitividad”.
Una eventual imposición de IVA al oro también implicará una devaluación al peso mexicano en 16% (la tasa del IVA). Todos sabemos que si sube el dólar es sinónimo de devaluación, pero casi nadie sabe que si sube el precio del oro, el dinero real, como de hecho ocurrirá si se aprueba esta parte de la reforma.
Los pasos que están dando van en el sentido equivocado, pero es improbable que en Congreso logren recomponer las cosas. Salvo algunas victorias menores como la eliminación de IVA a colegiaturas, la mayor parte del paquete y de la reforma hacendaria, será aprobada.
Dentro de las acciones de autodefensa financiera personal que pueden emprender los ciudadanos, seguirán estando los más antiguos refugios, el oro y la plata que continuarán preservando el patrimonio y poder adquisitivo de quien los posee, como lo han hecho por miles de años. No podemos cruzarnos de brazos.