La inversión indexada pasiva, ya sea con fondos o ETFs indexados, se ha convertido en una estrategia cada vez más popular para inversores mexicanos que buscan tener un mejor retiro o incluso invertir para la universidad de sus hijos con mejores retornos que los seguros de educación.
Las carteras indexadas ofrecen una forma sencilla y eficiente de tener retornos decentes, reduciendo los costos y, a menudo, superando los resultados de muchos gestores activos. Sin embargo, para obtener los beneficios óptimos de este enfoque de inversión, es fundamental llevar a cabo rebalanceos periódicos y realizar aportaciones regulares. Este artículo explico la importancia de estas dos herramientas para llevar correctamente una cartera indexada y maximizar su rendimiento a largo plazo.
¿Qué es una cartera indexada?
Una cartera indexada está compuesta por una selección de activos de Renta Fija y Renta Variable. La idea es seguir el rendimiento del mercado en lugar de intentar superarlo a través de decisiones activas de compra y venta.
La importancia del rebalanceo
El rebalanceo es el proceso mediante el cual se ajusta una cartera para que vuelva a reflejar la asignación de activos original o la deseada dependiendo el perfil de riesgo y volatilidad de cada uno. Con el tiempo, los diferentes activos dentro de una cartera tendrán rendimientos que hará que la ponderación inicial cambie. Esto puede aumentar el riesgo y la volatilidad a un nivel que el inversionista no pueda soportar, o lo puede dejar por debajo del óptimo para llegar a su objetivo.
Por ejemplo, si una cartera está compuesta por un 60% de acciones y un 40% de bonos, y las acciones tienen un mejor desempeño que los bonos, el peso de las acciones podría aumentar, por ejemplo, a un 800%, desequilibrando la cartera y aumentando el riesgo y volatilidad. O viceversa.
¿Por qué es crucial rebalancear?
- Mantenimiento del riesgo adecuado: Uno de los principales objetivos del rebalanceo es controlar el nivel de riesgo de la cartera. Como en el ejemplo anterior, si el peso de la RV en una cartera aumenta significativamente debido a su buen rendimiento, la cartera se vuelve más volátil y expuesta a las fluctuaciones del mercado de acciones. Rebalancear permite que el inversor mantenga un nivel de riesgo acorde con su perfil de tolerancia.
- Disciplina inversora: El rebalanceo impone una disciplina de compra de activos infravalorados y venta de activos sobrevalorados. Al obligar al inversor a vender parte de los activos que han tenido mejor desempeño y comprar aquellos que han tenido un peor desempeño, se evita la tentación de seguir tendencias irracionales del mercado y se fomenta la toma de decisiones más racionales basadas en la diversificación y el balance de riesgos.
- Mejora del rendimiento ajustado al riesgo: Un estudio realizado por Vanguard en 2019 demostró que, a largo plazo, las carteras que se rebalancean regularmente tienden a ofrecer mejores rendimientos ajustados al riesgo que aquellas que no lo hacen. Esto se debe a que el rebalanceo reduce la exposición al riesgo excesivo en épocas de burbujas y ayuda a capturar las oportunidades de activos infravalorados.
¿Con qué frecuencia debería rebalancearse una cartera?
No hay una única respuesta correcta para determinar la frecuencia del rebalanceo, ya que depende de varios factores, como la volatilidad del mercado, los costos de transacción y la tolerancia al riesgo del inversor. Sin embargo, las dos estrategias más comunes son:
- Rebalanceo basado en el tiempo: Algunos inversores eligen rebalancear sus carteras en intervalos de tiempo fijos, como cada trimestre, cada seis meses o una vez al año. Esta estrategia es sencilla y fácil de implementar, aunque podría no aprovechar las fluctuaciones del mercado a corto plazo.
- Rebalanceo basado en bandas: Otra estrategia consiste en rebalancear la cartera solo cuando las ponderaciones de los activos se desvían de su asignación objetivo por un porcentaje específico, como un 5%. Este enfoque permite mayor flexibilidad y puede reducir la necesidad de transacciones frecuentes, pero requiere un monitoreo más constante.
Aportaciones periódicas y su impacto en la cartera
Además del rebalanceo, las aportaciones regulares a la cartera son una herramienta fundamental para el éxito a largo plazo en la inversión indexada. Al realizar contribuciones periódicas, los inversores pueden beneficiarse de una estrategia conocida como "Dollar-Cost Averaging" (DCA), que consiste en invertir una cantidad fija de dinero en intervalos regulares, independientemente de las condiciones del mercado.
Ventajas del DCA:
- Reducir el riesgo de querer adivinar al mercado: el intento de predecir los movimientos del mercado para comprar en los mínimos y vender en los máximos, es extremadamente difícil y arriesgada. De hecho, numerosos estudios han demostrado que incluso los inversores más experimentados tienen dificultades para hacerlo de manera consistente. El promedio de costos permite mitigar este riesgo al distribuir las inversiones a lo largo del tiempo, eliminando la necesidad de adivinar el momento perfecto.
- Menor volatilidad y tranquilidad mental: Al invertir de manera regular, el inversor puede reducir el impacto de la volatilidad del mercado. En lugar de invertir una gran suma de dinero en un solo momento, lo cual podría coincidir con un pico de mercado, las aportaciones periódicas distribuyen el riesgo y suavizan las fluctuaciones del valor de la cartera.
- Disciplina de ahorro: Las aportaciones regulares también fomentan una disciplina de ahorro e inversión constante. Al establecer un plan automático de contribuciones, los inversores pueden asegurarse de estar invirtiendo de manera continua, lo que es crucial para aprovechar el poder del interés compuesto a largo plazo.
Cómo combinar rebalanceos y aportaciones para maximizar resultados
Tanto el rebalanceo como las aportaciones periódicas son herramientas poderosas por sí solas, pero su combinación puede generar aún mejores resultados. A continuación, se detallan algunas formas en las que ambas estrategias pueden trabajar en conjunto:
- Aportaciones para facilitar el rebalanceo: En lugar de realizar ventas para rebalancear la cartera, las aportaciones periódicas pueden utilizarse para ajustar la asignación de activos. Por ejemplo, si una cartera tiene un peso excesivo en acciones, las nuevas aportaciones pueden dirigirse hacia bonos u otros activos subrepresentados, evitando así la necesidad de vender activos y potencialmente generar impuestos.
- Aprovechar las caídas del mercado: Las correcciones del mercado suelen ser vistas como momentos de pánico, pero para los inversores disciplinados que realizan aportaciones periódicas, estos períodos pueden representar oportunidades para comprar activos a precios más bajos. Al continuar invirtiendo durante las caídas, los inversores pueden promediar los costos de sus inversiones y posicionarse mejor para cuando el mercado se recupere.
- Rebalanceos menos frecuentes con aportaciones más frecuentes: Para inversores preocupados por los costos de transacción o las implicaciones fiscales del rebalanceo, una estrategia efectiva podría ser realizar rebalanceos menos frecuentes, como anualmente, y concentrarse en realizar aportaciones regulares para ajustar las ponderaciones de los activos. Esta estrategia puede ser especialmente útil en carteras grandes donde las transacciones generan costos significativos.
Ejemplos reales: El efecto de no rebalancear
Un caso clásico del impacto negativo de no rebalancear se puede observar en el mercado de acciones tecnológicas durante la burbuja de las puntocom a finales de los años 90. Muchos inversores vieron cómo el valor de las acciones tecnológicas creció desproporcionadamente en sus carteras, lo que llevó a un aumento significativo en el riesgo de sus portafolios. Sin embargo, aquellos que no rebalancearon sus carteras antes del colapso de las puntocom vieron cómo gran parte de sus ganancias se evaporaron rápidamente cuando el mercado cayó.
De manera similar, en los años posteriores a la crisis financiera de 2008, los bonos tuvieron un rendimiento excepcional, mientras que las acciones se recuperaban lentamente. Aquellos inversores que no rebalancearon sus carteras vieron cómo la proporción de bonos aumentó demasiado, perdiendo oportunidades de crecimiento a medida que las acciones comenzaron a recuperar su valor.