¿Crecer o estancarse?
¿Innovar o morir?
¿Permitir el aprovechar al máximo los recursos o incurrir en pérdidas por el temor al cambio?
Estas son algunas de las preguntas a las que se podría enfrentar aquella empresa o persona que requiere del uso de la automatización en pro del crecimiento y desarrollo de su organización y/o trabajo. El encontrar una respuesta al qué hacer frente a este tipo de situaciones crea incertidumbre debido a la implementación de nuevas tecnologías o sistemas, no solo por lo complicado que pudiera ser su manejo y ejecución, sino también por la opinión externa o incluso interna en la organización, donde siempre hay quien da por hecho el reemplazo inmediato del factor humano por el de una máquina.
Este tipo de decisiones han sido juzgadas por diversos puntos de vista económicos y políticos, donde se habla solamente de acabar con el personal para economizar costos, gastos, tiempo… buscando única y exclusivamente el aumento de utilidades para los propietarios por medio del uso de robots y máquinas que irrumpen con el trabajo de las personas, terminando con puestos generalmente operativos que antes resultaban suficientes para las tareas asignadas, pero que ya no sirven más, debido al “hambre de poder y riqueza” que buscan alcanzar los directivos usando tecnología.
Contrario a lo que esta antes mencionada porción de la sociedad pudiera pensar, la automatización permite no solo el aumentar la eficiencia de los procesos de producción o de servicios, sino que también ofrece una gama de oportunidades a las personas. Las maquinas, softwares, sistemas electrónicos y computacionales (solo por mencionar algunos) requieren, primero que nada, de una mente debidamente preparada detrás de su creación y funcionamiento; la automatización es un área de oportunidad para la innovación, para la creación de nuevas técnicas o procesos que nacen de técnicos, ingenieros, expertos en tecnología que han logrado el hacer el día a día mucho más sencillo gracias a sus capacidades y habilidades en la materia. Así mismo, dichos sistemas requieren de mantenimiento, de constante supervisión y verificación de su correcto funcionamiento, lo cual ha ido en auge durante la revolución tecnológica en la que se vive actualmente, dando un mayor énfasis y demanda en carreras técnicas y profesionales dirigidas a mejorar y desarrollar dicho sector, lo cual a su vez repercute directamente en la producción, manufactura, venta de servicios, tramites y demás movimientos que terminan involucrando al sector económico y financiero.
La inversión en tecnología de punta, en infraestructura, en nuevos sistemas y programas que aporten rapidez, eficacia y seguridad en una empresa, nación o economía requiere de sacrificios que han llegado a ser considerados “inhumanos” debido a los recortes de personal que ya no es requerido por estos cambios en las organizaciones, pero en un mundo globalizado y altamente competitivo no puede ser posible el ver solo una cara de la moneda, sino que se tienen que considerar los muchos otros trabajos y beneficios que se están creando con la implementación de estos nuevos métodos. Por mencionar algunos ejemplos, se deben considerar los niveles de calidad óptimos que pueden alcanzar las maquinas debidamente preparadas, el ahorro en costos, tiempo, incluso puede ser una motivación para la superación profesional de muchas personas el aspirar a puestos que representan un reto mayor por su especialización, los cuales suelen ser mejor pagados que un empleo meramente operativo y repetitivo.
La mentalidad de que las maquinas terminarán con el trabajo de ciertas personas resulta alarmante y es generalmente aceptada porque ha sido una realidad en diversos sectores industriales, pero de nuevo, no se le da el suficiente crédito a la automatización porque no se conoce todo lo que implica realizarla previamente y que dichas máquinas y robots requieren a su vez de personal capacitado para su pleno funcionamiento.
Detrás de cada proceso, de cada instrumento, aparato, hay razones para su existir que van más allá de la utilidad que pudiera obtener el propietario de una empresa. Considerar que la función de una máquina es únicamente el reemplazar a un empleado resulta incorrecto e injusto porque es enfocarse solamente en la perdida de dicho trabajador. Es necesario abrir la mente para ver el panorama completo; los componentes del artefacto consisten en una cadena de valor, en el trabajo de muchas más personas que alrededor del mundo contribuyeron a la constitución de esa tecnología, derivada de sus conocimientos, preparación, experiencia y trabajo duro, lo cual resulta en el pago por su labor, beneficiando a diferentes sectores económicos a la vez, activando la economía gracias a todos los que se involucran en el proceso de manufactura y construcción de dichas tecnologías.
Es relevante el recalcar que no es posible frenar el paso de la tecnología y de la innovación, que es una cuestión de adaptación, de mejoramiento personal, profesional y social para poder enfrentar los cambios derivados del crecimiento de la automatización. Resulta imprescindible que tanto las nuevas generaciones como las ya se encuentran económicamente activas incursen en estas áreas de oportunidad científica y tecnología para lograr el mayor aprovechamiento y para seguir siendo factor en una nación y un mundo que se encuentran en constante cambio.