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La falacia de la ventana rota

Una semana más vengo a contarles sobre las falacias que voy descubriendo. En esta ocasión les traigo la falacia de la ventana rota, postulada por Frederic Bastiat.

Pensemos en un niño que rompe accidentalmente la ventana de un comercio (llámese panadería, carnicería, zapatería, etc.). Claramente el dueño del local se molestará al darse cuenta, pero inevitablemente tendrá que reponer el vidrio de la ventana, por estética, para evitar robos o que alguien se corte. 

Hasta aquí podemos inferir que existirá una pérdida en los recursos del comerciante pues destinará dinero a la reparación de algo que no tenía previsto. 

Pero habrá alguien, en otro punto de la ciudad, que ganará. En este caso, el dueño de una vidriería se verá beneficiado por el incidente ya que tendrá una venta más, con la cual podrá comprar comida, pagar los recibos de los servicios, comprar más material o lo que desee, pero sin duda habrá tenido un mejor día que el comerciante.

Como se puede ver, en una situación como la que se describe, es posible impactar en varias personas. Les he mostrado el final feliz de la historia, pero hay otro lado en ella.

Imaginemos que el comerciante estaba juntando dinero para comprar unos zapatos, pero con el incidente de la ventana se ha quedado sin su ahorro, por lo que no estrenará calzado en un futuro cercano. Pensando más allá, esto quiere decir que el zapatero de la ciudad hará sido perjudicado porque no tendrá una venta más.

De esta forma, el razonamiento nos dice que la ganancia de una persona puede llegar a significar la pérdida de otra. La historia anterior sucede todo el tiempo, cada acción que hagamos repercutirá en alguien más.

Seguramente se encontrarán más implicaciones sobre este tema, las dejo a su consideración y los invito a pensar en cómo esta falacia se presenta en la vida cotidiana.
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