Llega el día en que por última vez pisas un salón de clases de la universidad sabiendo que no volverás, al menos no de la misma manera en la que lo hiciste durante tus años de carrera. Salir al mundo laboral a ejecutar todo lo aprendido de alguna forma emociona porque lo haces con tantas ideas que parece que te comerás al mundo en cuanto pongas un pie afuera de la escuela, pero nada es fácil y tenemos que elegir qué camino tomar, entre tantos aspectos, también el financiero. Puedes planificar tu futuro o puedes dedicarte a vivir al día.
Y es que, mientras pensamos que todo va bien, comenzamos a laborar y a ganar dinero por nuestro trabajo. Es ahí cuando empiezan nuestros malos hábitos financieros, compramos café todos los días, vamos a comer fuera de la oficina y ni se diga de los viernes sociales; nos compramos la última versión de iPhone, sacamos un crédito automotriz, adquirimos una renta más elevada por un departamento que se vea más “nice”, como no nos podemos quedar sin viajar, pagamos además, un super paquete con descuento para las próximas vacaciones con nuestra tarjeta de crédito a meses sin intereses. En fin, vamos justificando nuestras acciones diciéndonos que lo merecemos, que para eso trabajamos y pues, como no sabemos cuánto tiempo viviremos hay que disfrutar el ahora.
Entonces, ya tenemos todo lo que en teoría, deberíamos tener: un lugar dónde vivir, coche, vacaciones y objetos que nos den el status correspondiente a lo que nos dediquemos. Sin embargo, huimos al día en que llegan los estados de cuenta bancarios, las fechas de vencimiento de los servicios que ocupamos porque no sabemos en qué momento comenzamos a gastar de más y a endeudarnos, esperamos con mucho anhelo el día de paga para pagar lo que se debe.
Por otro lado, también hay quien comenzó su vida laboral pero tomó otro tipo de decisiones, ocupó sus sueldos para hacer un negocio independiente, una tienda en línea, pequeña pero constante para que no le robe mucho tiempo y no descuidar su empleo actual. Ha iniciado una maestría que, aunque todos sabemos que no sale nada barato, puede solventar la mayor parte de la colegiatura con las ganancias de su tienda, eso le permite ahorrar parte de su salario en un fondo de inversión que, aunque pequeño, entiende los beneficios del interés compuesto así puede que tarde mas en comprarse un auto o en irse de vacaciones, pero también sabe que podrá pagar de contado.
Tenemos dos panoramas completamente diferentes con un mismo origen, desgraciadamente es muy común ver que el primero es el que predomina, no importa el tiempo, siempre puedes modificar tus hábitos financieros, una base importante es aprender a ahorrar de manera efectiva, puede ser en un fondo de ahorro o en una cuenta que te genere rendimientos y que sepas que es en una institución regulada. Aunque parece ser ya una tradición de oficina hacer las cajas de ahorro o tandas entre compañeros estas no te ayudan pues son a muy corto plazo y con nada de garantía.
El mundo se encuentra en constante cambio y tú también debes estarlo, no importa qué hayas estudiado o a que te dediques, necesitas estar actualizado, antes de gastar en algo innecesario invierte en ti, hay muchas opciones para poder hacerlo y una de ellas es la educación a distancia, puedes tomar cursos, diplomados, maestrías online que no afecten tu tiempo de trabajo. El desarrollar constantemente tus habilidades, cualquiera que estas sean, te abrirá puertas a más posibilidades tanto personales como profesionales.
Evitar deudas no es tan fácil como parece, vivimos bombardeados de ofertas y grandes oportunidades para adquirir productos y servicios que no siempre son necesarios. Caemos en el engaño de las tarjetas de crédito y préstamos bancarios. Hay que tener disciplina y estrategias financieras para que no te gastes todo lo que ganas o, peor aún, debas todo lo que ganas. No me cansaré de repetirlo, haz un presupuesto, conoce a donde va hasta el ultimo peso de tu cuenta bancaria, escríbelo y cuantifica mes con mes cuanto gastas, esto te ayudará a tener una idea clara de cómo manejar tus finanzas.
En plena era de la tecnología tenemos herramientas y aplicaciones al alcance de nuestra mano, aprovéchalas construyendo diferentes formas de ingresos, puedes vender, enseñar algún idioma, dar asesorías sobre temas en los que te especialices. La construcción de fuentes extra de dinero te servirá en tiempos difíciles y a que tus objetivos financieros y personales se conviertan en una realidad, la clave está en saber monetizar lo que te gusta.