Ante este panorama tan desconsolador y complicado, debemos entender que es lo que ha pasado y que se espera del mercado a nivel global.
Como primer punto, y hasta este momento todos hemos escuchado acerca de la alta inflación que se está manejando, el incremento en las tasas de interés y el desborde geopolìtico referente a la guerra entre Rusia y Ucrania.
Es importante recalcar que el encarecimiento masivo de los bienes y servicios, no solo ha dañado la economía del consumidor, sino que muchas empresas han tenido problemas de solvencia tanto que han hecho movimientos desde su capital de trabajo, hasta la manera en que manejan sus costos de producción actuales.
Toda esta situación económica empieza al momento de que los bancos centrales, principalmente la FED (Estados Unidos), para mitigar los estragos del COVID-19 y para fomentar el consumo que disminuyó por la misma variante, inyectaron tanto estimulos monetarios como fiscales para ayudar al mismo consumidor a desempeñar su papel y empujar una recuperación competitiva. El problema yace cuando el descontrol de la demanda superó la oferta del mercado y teniendo en ese momento una inflación baja al igual que tasas práctimente en cero, el encarecimiento de los precios no tardó en verse reflejado en cada sector de la economía y hasta el día de hoy se prevé que sigan en aumento.
¡Miedo en los mercados, ventas masivas!
Al hablar de inflación, nos vemos involucrados en un número que hace 40 años no se veía. De hecho, la FED ha propuesto llegar a un nivel del 3%, teniendo actualmente el dato en el 8.3%. Esto nos da a entender que aún falta mucho para llegar a ese punto.
Cuando hay una situación de esta magnitud, los bancos centrales deben actuar con medidas de freno al incremento del valor de los bienes y servicios mediante una política monetaria restictiva (aumento de las tasas de interés) para que paulatinamente el consumidor disminuya su participación en el mercado y los precios se estabilicen. El segundo problema es que mientras se espera ese resutado, el mercado de renta variable (acciones, ETF´s, FIBRAS) no es atractivo para el inversionista y migra a un mercado más estable y de bajo riesgo (renta fija/ deuda).
Otro punto a comentar es que tenemos desde hace meses una curva invertida al hablar del mercado de bonos. En una economía en crecimiento, las obligaciones a largo plazo (5 - 10 años) suelen tener una rentabilidad mayor que las de corto plazo (menos de 1 año), ya que se entiende que nadie sabe que pasará en el mercado a una mayor temporalidad y el inversionista asume un riesgo mayor. En estos momentos, la deuda a corto plazo esta dando una mayor utilidad ya que estamos metidos en un problema recesivo y el mismo riesgo se está tomando al momento.
Rusia y Ucrania, un revuelo que nadie esperaba.
La cereza del pastel va dirigida a la actual guerra que hay en el continente europeo, en donde el presidente actual, Vladimir Putin, decide atacar a su país vecino en busca de conquistar las ciudades con mayor PIB y cultura Prorusa, entre las que destacan Donetsk y Lugansk.
Lo que pasó en ese momento fueron restricciones por parte de la OTAN (La Organización del Tratado del Atlántico Norte), desde la importación de commodities como el gas hasta tema de sanciones en otros productos y servicios al ingresar en otro país. Europa se encuentra como el continente que más afectación tiene hasta el momento por el tema geopolítico y las variables económicas antes mencionadas.
¿Qué hacer ante esta situación?
La inversión siempre será la mejor solución ante cualquier ciclo de mercado, pero hay que saber hacerlo de manera inteligente para mitigar los riesgos. Una recomendación que he manejado con mis clientes, es tener gran parte de su cartera en instrumentos de deuda, aprovechando las altas tasas que están generando, teniendo un porcentaje pequeño de exposición a renta variable mientras la economía va recuperandose gradualmente.
Conclusiones.
La situación actual ha puesto en un miedo contagioso a todo el mercado. Lo mejor que podemos hacer es estar al tanto de las nuevas noticias económicas y tener capital disponible para tomar las mejores decisiones en cuanto a estrategias de inversión se refiera.
Todo es un ciclo económico, y hay que tener paciencia e inteligencia para aprovechar las oportunidades que cada etapa nos ponga sobre la mesa.
Como primer punto, y hasta este momento todos hemos escuchado acerca de la alta inflación que se está manejando, el incremento en las tasas de interés y el desborde geopolìtico referente a la guerra entre Rusia y Ucrania.
Es importante recalcar que el encarecimiento masivo de los bienes y servicios, no solo ha dañado la economía del consumidor, sino que muchas empresas han tenido problemas de solvencia tanto que han hecho movimientos desde su capital de trabajo, hasta la manera en que manejan sus costos de producción actuales.
Toda esta situación económica empieza al momento de que los bancos centrales, principalmente la FED (Estados Unidos), para mitigar los estragos del COVID-19 y para fomentar el consumo que disminuyó por la misma variante, inyectaron tanto estimulos monetarios como fiscales para ayudar al mismo consumidor a desempeñar su papel y empujar una recuperación competitiva. El problema yace cuando el descontrol de la demanda superó la oferta del mercado y teniendo en ese momento una inflación baja al igual que tasas práctimente en cero, el encarecimiento de los precios no tardó en verse reflejado en cada sector de la economía y hasta el día de hoy se prevé que sigan en aumento.
¡Miedo en los mercados, ventas masivas!
Al hablar de inflación, nos vemos involucrados en un número que hace 40 años no se veía. De hecho, la FED ha propuesto llegar a un nivel del 3%, teniendo actualmente el dato en el 8.3%. Esto nos da a entender que aún falta mucho para llegar a ese punto.
Cuando hay una situación de esta magnitud, los bancos centrales deben actuar con medidas de freno al incremento del valor de los bienes y servicios mediante una política monetaria restictiva (aumento de las tasas de interés) para que paulatinamente el consumidor disminuya su participación en el mercado y los precios se estabilicen. El segundo problema es que mientras se espera ese resutado, el mercado de renta variable (acciones, ETF´s, FIBRAS) no es atractivo para el inversionista y migra a un mercado más estable y de bajo riesgo (renta fija/ deuda).
Otro punto a comentar es que tenemos desde hace meses una curva invertida al hablar del mercado de bonos. En una economía en crecimiento, las obligaciones a largo plazo (5 - 10 años) suelen tener una rentabilidad mayor que las de corto plazo (menos de 1 año), ya que se entiende que nadie sabe que pasará en el mercado a una mayor temporalidad y el inversionista asume un riesgo mayor. En estos momentos, la deuda a corto plazo esta dando una mayor utilidad ya que estamos metidos en un problema recesivo y el mismo riesgo se está tomando al momento.
Rusia y Ucrania, un revuelo que nadie esperaba.
La cereza del pastel va dirigida a la actual guerra que hay en el continente europeo, en donde el presidente actual, Vladimir Putin, decide atacar a su país vecino en busca de conquistar las ciudades con mayor PIB y cultura Prorusa, entre las que destacan Donetsk y Lugansk.
Lo que pasó en ese momento fueron restricciones por parte de la OTAN (La Organización del Tratado del Atlántico Norte), desde la importación de commodities como el gas hasta tema de sanciones en otros productos y servicios al ingresar en otro país. Europa se encuentra como el continente que más afectación tiene hasta el momento por el tema geopolítico y las variables económicas antes mencionadas.
¿Qué hacer ante esta situación?
La inversión siempre será la mejor solución ante cualquier ciclo de mercado, pero hay que saber hacerlo de manera inteligente para mitigar los riesgos. Una recomendación que he manejado con mis clientes, es tener gran parte de su cartera en instrumentos de deuda, aprovechando las altas tasas que están generando, teniendo un porcentaje pequeño de exposición a renta variable mientras la economía va recuperandose gradualmente.
Conclusiones.
La situación actual ha puesto en un miedo contagioso a todo el mercado. Lo mejor que podemos hacer es estar al tanto de las nuevas noticias económicas y tener capital disponible para tomar las mejores decisiones en cuanto a estrategias de inversión se refiera.
Todo es un ciclo económico, y hay que tener paciencia e inteligencia para aprovechar las oportunidades que cada etapa nos ponga sobre la mesa.