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Bienestar financiero y salud, más que sólo números


En los últimos años, he notado que cada vez más personas de mi alrededor viven en el vertiginoso ritmo de la vida moderna y descuidamos un aspecto crucial que impacta directamente en nuestra salud, me refiero al bienestar financiero. Más allá de los números en nuestra cuenta bancaria o las deudas que tengamos, la gestión adecuada de nuestras finanzas tiene un profundo efecto en nuestra salud física y mental.

El bienestar financiero no se trata simplemente de acumular riquezas, sino de construir una base sólida que proporcione tranquilidad y opciones, asegurando que el dinero sea una herramienta que potencie nuestro bienestar en lugar de convertirse en una fuente constante de preocupaciones. 

Uno de los efectos negativos más evidente es por ejemplo la ansiedad, ese susurro constante que se instala en la mente cuando los números no cuadran. La incertidumbre sobre cómo llegar a fin de mes o enfrentar gastos inesperados puede generar un estrés crónico, afectando nuestra salud mental. La ansiedad financiera no solo es una carga emocional, sino que también puede traducirse en problemas como insomnio, irritabilidad y falta de concentración.

Ahora hablemos del estrés, ese estado que puede surgir cuando enfrentamos deudas, dificultades económicas o decisiones financieras complicadas. Este estrés financiero no solo afecta nuestra paz mental, también tiene consecuencias físicas. Investigaciones sugieren que el estrés prolongado puede contribuir a problemas de salud como enfermedades cardíacas, hipertensión y trastornos gastrointestinales, por mencionar algunos.



Y ¿qué pasa con el ahorro? Tener un fondo de emergencia no solo brinda seguridad financiera, sino que tiene un impacto positivo en la salud mental. La sensación de tener un colchón financiero reduce la ansiedad y brinda la confianza necesaria para enfrentar imprevistos sin que estos afecten negativamente nuestra salud emocional. 

El bienestar financiero también influye en nuestras decisiones diarias en términos de calidad de vida. La capacidad de invertir en experiencias que nos brinden felicidad, como viajes, actividades recreativas o una alimentación saludable, contribuye significativamente a nuestro bienestar general. Por otro lado, ajustarse excesivamente el cinturón puede llevar a decisiones alimenticias menos saludables, ya que las opciones más accesibles no siempre son las más nutritivas.

El equilibrio entre la salud física y financiera también se revela en la planificación a largo plazo. La falta de una planificación financiera adecuada puede generar preocupaciones constantes sobre el futuro, afectando negativamente la calidad de vida en etapas posteriores. Asegurarse de que las finanzas estén alineadas con metas a largo plazo, como la jubilación, proporciona una sensación de seguridad y bienestar.

El bienestar financiero y la salud están intrínsecamente vinculados. No se trata solo de números en una pantalla, sino de cómo esos números influyen en nuestro día a día y en nuestra percepción del mundo. La ansiedad financiera y el estrés crónico pueden afectar nuestra salud mental y física, mientras que un manejo adecuado de las finanzas puede ser un catalizador para una vida más plena, saludable y feliz. Aprendamos a equilibrar nuestras cuentas y, por lo tanto, nuestras vidas. 

 Y siguiendo con la tradición de este blog, cerraré el tema con una frase relacionada con el tema.
 
 
                        “Haz un presupuesto como si tu vida dependiera de él. Porque así es”
                                                                              Anónimo
                                   

 
Un abrazo hasta donde estés leyendo esto
Tania MO
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