Los gobiernos del mundo están revisando sus estimaciones económicas y nos estaremos enfrentando a algo poco común: Los números serán arrojados serán imprecisos, ¿Por qué esta afirmación? Porque no existe precisión en los datos económicos de los que se dispone en este momento.
Inicia septiembre y la capacidad de adaptación nos está sacudiendo de la crisis
Los gobiernos y los inversionistas, parece que pecaron al subestimar la capacidad (ya antes probada en circunstancias diferentes) sobre la eficiencia con la que los individuos se han adaptado a la crisis, en palabras de mi abuela: “El hambre es canija” y los agentes económicos están haciendo lo necesario para superar con rapidez este escoyo jigantesco. Por ejemplo, el desarrollo de una vacuna dura en promedio 7 años, la vacuna contra el COVID 19 estará lista en menos de uno.
La actividad económica será pésima este año, pero al parecer no será catastrófica como parecía al inicio de 2020. Un botón, Corea del Sur realizó una revisión de su crecimiento al alza para el segundo trimestre, además de que sus datos de exportaciones siguen mejorando lo que demuestra una reactivación del comercio mundial.
Sin duda alguna, será mucho más rápido la recuperación del sector de bienes que el de servicios. Aunque algunos servicios se han sabido reinventar con rapidez asombrosa. El trabajo en casa significa que un país utiliza su capital social de forma más eficiente, aunque hay un riesgo, la inversión en múltiples activos podría disminuir.
Inicia septiembre y los pronósticos que promovían un colapso de la humanidad se quedaron muy largos. La nueva realidad está implicando nuevos retos, hasta hoy, la capacidad de adaptación ha estado por encima de la pesadilla.