Finalizando con los puntos cruciales del debate organizado por The Economist, Deirdre McCloskey es quien establece los puntos en contra de la idea original que ha estado en discusión.
Ella concuerda acerca de la pobre distribución de la riqueza. Pero que la desigualdad es un fenómeno que va hacia arriba y hacia abajo durante largos periodos de tiempo, y que según la evidencia que ella ha consultado, se está empezando a revertir. Se considera el crecimiento de las ganancias empresariales, pero las estadísticas que miden los beneficios sociales no reflejan la creciente calidad de los bienes y servicios que la población en general recibe.
Ocurre que gente como Liliane Bettencourt obtuvieron más riqueza en este tiempo, pero que el ciudadano promedio tiene más casas, mejor sistema de salud, educación, dice Deirdre. La redistribución imaginada en programas izquierdistas como Oxfam no cambiará la vida de los pobres como sí lo hace un par de años de crecimiento derivado de ingenio capitalista.
Contempla que hay ideas que tienen que ser rescatadas y evaluadas, como la que se tuvo en las escuelas de Orleans Parish al proveer de vouchers educativos a la gente pobre, la mala idea es, según Deirdre, el haber dado más dinero a escuelas monopolizadas por el estado que ha derrochado el recurso en administradores.
Contraataca la idea de Jason Furman con respecto a las negativas de los monopolios privados en la educación, pero que ella considera nocivos a los monopolios públicos en el aparato educativo. Pregunta en qué clase de negocio privado se va a aceptar a niños que no sepan leer o sumar, y que al estar estos dominados por sindicatos, pierden su propio sentido retórico del bien.
Deirdre afirma que le resulta irónica la hostilidad de Furman con relación a las patentes y los copyright, y ella lo celebra, en torno a lo gratificante que es el reconocimiento a que exista mayor libertad alrededor de las decisiones y la producción, así como el sistema que ella defiende.
De esa manera finalizó el punto de Deirdre, culminando de esa manera el debate y dando lugar a un periodo de tres días para que los suscriptores a la revista votaran para brindarle el triunfo a quien desarrolló mejor su postura con la tesis de si el capitalismo está arreglado para favorecer a las élites.
El resultado final del debate fue un aplastante 76% contra un 24%, brindando el triunfo a Jason Furman y a la idea que efectivamente el capitalismo favorece a las élites desde sus propias raíces y de manera sistémica.
En la última parte se darán conclusiones generales del debate, así como traerlo a nivel México para retroalimentar con la realidad sometida al país que tenemos en pleno siglo XXI.
David Abraham Ruiz Ruiz
Licenciado en Finanzas por la Universidad de Sonora
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