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Entramos en la etapa final del debate, en la cual los debatientes Jason y Deirdre se encargan de contraatacar las ideas de su rival intelectual.

Empieza en ésta Jason Furman, a favor de la tesis acerca de un capitalismo arreglado para favorecer a las élites.

Jason menciona los indicadores de felicidad que han caído, y que a pesar que Deirdre se empecina en hablar acerca de las mejoras sustanciales de un siglo a otro, resulta complejo explicarle a las personas que su ingreso no crece ni remotamente cerca al de sus padres cuando tenían su edad. De hecho, menciona que es mucho más probable que sus hijos tengan un menor ingreso al que ella tiene, cosa rarísima con relación a lo que ella establece.

Y además de ello, habrá de explicarles cómo un porcentaje de gente que se ubica en la cima de ingresos, su ritmo de ingresos y de patrimonio incrementa a tasas aceleradas. Esto acompañado con una mentira, dice Jason, que intenta usar Deirdre como fortaleza, y es que la innovación que presume ha caído de forma relevante, con una productividad particularmente débil en la última década. Afirma que las cosas no se deben tomar como correctas sólo porque se vive mejor que en siglos pasados, y resulta en una equivocación en esperar pacientemente en que la versión actual del capitalismo sea capaz de resolver los males actuales.

La innovación no sólo es tema de permiso, como Deirde explica, es también de posibilidades con respecto a la clase social en la que naces. Si tomas al cuartil más pobre de la población de niños, ellos producirán menos de una patente. Si estuviesen en alguno de los tres cuartiles restantes estarían produciendo el doble, o si se ubicasen en el percentil más alto, por lo menos generarían diez veces más patentes. En vez de felicitarnos por esos permisos de innovación, habrá de valorar un sistema que logra que tanto talento sea desperdiciado.

Esta innovación se debe acompañar de negocios que combatan al status quo, cosa no sencilla en economías en donde un grupo pequeño de empresas es protegido por barreras para competir bajo justas condiciones. Esto se evidencia a través de la caída de más de la mitad de nuevos Start Ups.

Aquello que se requiere es un capitalismo más inclusivo, que no se base sólo en permitir que la gente pobre pueda innovar, pero que logre mejorar sistemas educativos que logren que quienes no pueden establecerse en los percentiles medios tengan una movilidad social real, así como una economía más competitiva por medio de un mercado laboral que comparta los beneficios del capitalismo de manera más abierta.

Cierra Jason Furman su participación en el debate con la siguiente línea.

Si quieres mejorar el bienestar social, debes defender la noción que el capitalismo está arreglado para favorecer a las élites y buscar maneras para que el capitalismo esté a favor de la gente.

En la siguiente entrada daré la contraparte de Deirdre, ello para finalizar con otra entrada que mencione resultados definitivos del debate y conclusiones de lo abordado y cómo esto puede verse reflejado en México.

 

David Abraham Ruiz Ruiz

Licenciado en Finanzas por la Universidad de Sonora

Correo: [email protected]

Twitter: @Ruiz4D

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