El contexto económico, social o cultural ha evolucionado inmensamente en los últimos veinte años. Resulta inverosímil el tamaño de avance que ha tenido la tecnología enfocada en la comunicación. Nunca habíamos podido estar en desacuerdo con tanta gente y al mismo tiempo, y a la vez, poder enfrascarse en diferentes discusiones partiendo de una sola idea discrepante.
Hay medios que han aprovechado la coyuntura y alimentan la necesidad de ver ese contraste de ideas con foros, paneles de analistas, o incluso teniendo articulistas con tendencias ideológicas plurales entre sí. Quien hace muy bien esto es la prestigiosa revista británica The Economist, la cual cuenta con una sección específica que organiza cada ciertos meses, su propia sección de debate. Estos debates van de temas como si la gente debería contar con la libertad de escoger el país donde vivir; si el occidente se debería preocuparse porque sus valores liberales se pierdan ante el alza de China; O el Sistema de Intercambio Global está roto o no. Van de una diversidad de temas que vuelven esto un ejercicio muy rico, y encuentras debates más cerrados que otros, y de los cuales son los mismos suscriptores de la revista aquellos que votan por la postura ganadora.
En esta ocasión me quiero enfocar en un debate muy específico que se desarrolló en esta plataforma, tuve la oportunidad de escribir un artículo con el contexto general del debate, pero ante la inmensidad de la controversia que existe al respecto, es necesario dedicarle una serie de artículos a este debate y a los puntos en específico que surgen de ahí.
“Is capitalism rigged in favour of elites?” Es el tema que se debatió durante siete días en la revista británica. Ante un contexto de mucha polaridad a favor y en contra de los sistemas económicos y políticos actuales, resulta necesario ver los dos lados de una moneda que ha acabado por revivir muchas de las más acaloradas discusiones divisorias en las sociedades modernas.
El debate empieza con una entrevista a un personaje que introduce el Status Quo de la situación, en la que se establece la problemática de la cual más tarde parten las posturas y su relación con la misma. La entrevista fue con Barry Lynn, quien es la cabeza de Open Markets Institute, en donde el punto central es aquello que ha fallado dentro del capitalismo moderno, enfatizando a la parte de la competición.
El inicio de la entrevista radica en la importancia de la competencia, y Barry afirma que existen dos competencias, una buena y una mala. El resultado de la buena competencia son los negocios que dan mejores bienes y servicios a la sociedad, que haya buena competencia en empresas automotrices que traigan mejores autos, menos contaminantes, mejores precios, innovadores en sus ramas. Y en una competencia buena, hay mejor trato a los empleados para un mejor rendimiento.
En una mala competencia, los poderosos compiten por su propio beneficio, imaginándose que todas las compañías automotrices se convierten en una sola, entonces el cliente sólo tiene un lugar donde comprar. Pueden vender malos productos y generar dinero, tampoco hay necesidad de tratar bien a los trabajadores. Con una competencia deformada por estas circunstancias, la empresa monopolística no tiene que dar buenas condiciones laborales a sus empleados.
El día de mañana se estará revisando el resto de la entrevista, y en días posteriores se ahondará en lo sustancial dentro del debate. Porque cuando hablamos de un sistema económico, no hay individuo que se excluya de él.
David Abraham Ruiz Ruiz
Licenciado en Finanzas por la Universidad de Sonora
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