Peter Lynch hizo una gran contribución a la literatura financiera cuando lanzó Un paso delante de Wall Street, un libro que no sólo presenta algunas estrategias para invertir en acciones sino también explica de forma amena conceptos clave que hay que tener presentes a la hora de invertir. En este sentido, los dos pilares de esta obra y de la visión de Lynch son invertir en lo que se conozca, que consiste en tener acciones de compañías cuyos giros sean entendibles, y adquirir acciones que sean 10-baggers, una palabra acuñada por el autor que es sinónimo de compañías sobresalientes en el largo plazo.
En la publicación anterior, se presentaron algunos puntos axiales de esta obra, entre ellos 1) los atributos de las 10-baggers, 2) las cualidades de las compañías no atractivas desde la óptica de Lynch, 3) las características cuantitativas, en términos financieros, de las 10-baggers, 4) dónde comenzar a buscar a empresas con rendimientos excepcionales, y 5) la ventaja doble de los inversionistas. Estos puntos son fundamentales para los inversores ya que les permite detectar, cribar, analizar y seleccionar acciones de compañías que posiblemente sean muy rentables en futuro: las añoradas 10-baggers.
Sin embargo, el recorrido no termina aquí y hay otros factores importantes a analizar, desde el punto de vista de Lynch. Primero, la relación inversa entre el tamaño de las empresas y los rendimientos esperados. En palabras de Lynch:
Salvo circunstancias especiales, las grandes empresas no registran grandes cambios en la bolsa. Los grandes movimientos se dan con empresas más pequeñas. No compre acciones de un gigante como Coca-Cola esperando cuadruplicar su dinero en dos años”
Este comportamiento se atribuye al ciclo de vida de las compañías, donde empresas más jóvenes presentan una tasa de crecimiento en beneficios netos mayor, “si todo sale bien”, en comparación con empresas más maduras y establecidas en el mercado, como la citada Coca-Cola o Procter and Gamble. Por tanto, Lynch advierte a los inversores que no deben formarse falsas expectativas en materia de rendimientos de compañías maduras. En este sentido, las empresas pequeñas pueden dar excelentes resultados para los inversionistas si cumplen con los criterios de 10-baggers, y que, por ende, generen excelentes beneficios en el largo plazo.
Segundo, hay que tomar en cuenta las seis categorías de Lynch y ver dónde se encuentran insertadas las compañías que se están analizando. Tres de las seis categorías están relacionadas con el crecimiento y las otras tres son aquellas con características particulares. Para el tema del crecimiento, se toma como benchmark el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional. A continuación, se presenta las seis categorías:
- Empresas de bajo crecimiento. Aquí, las empresas son maduras y sus etapas de alto crecimiento ya quedaron atrás. Asimismo, éstas ya han llegado lo más lejos que podían, en términos de su contribución al mercado. Tarde o temprano, todas las compañías de alto crecimiento caen dentro de esta categoría. Una característica importante es el pago regular y generoso de dividendos, ya que no encuentran la forma de utilizar el dinero para nuevos proyectos. Las compañias de este tipo, que crecen entre 2 y 4% anual, no son las predilectas de Lynch. Ejemplos, las compañías de acero y electricidad que impulsaron la segunda revolución industrial.
- Empresas estables. En este rubro se encuentran las empresas multimillonarias que crecen a una tasa mayor que las de bajo crecimiento, que es aproximadamente entre el 8 al 12%: esto se debe a que producen bienes y servicios indispensables para las familias y otras compañías. Para Lynch, este tipo de inversiones son importantes ya que son una protección ante recesiones y tiempos difíciles. Asimismo, este tipo de inversiones son redituables si se mantienen en periodos muy largos. Ejemplos, Coca-Cola, Colgate-Palmolive, y Kellog’s.
- Empresas de alto crecimiento. En esta categoría están las compañías pequeñas y agresivas que crecen a una tasa aproximada del 20 al 25%: este es el territorio de las 10-baggers o más. Este tipo de empresas no están necesariamente insertadas en sectores de alto crecimiento y más bien depende de si revoluciona el mercado o no. Estas son las compañías predilectas de Lynch y, para él, las claves están en saber cuándo van a dejar de crecer y si no están sobreendeudadas. Ejemplos: Marriott, Walmart.
- Empresas cíclicas. En este renglón están las compañías cuyas ventas y beneficios dependen del ciclo económico. Cuando la economía crece, los precios de las acciones crecen a una mayor velocidad que las compañías estables y viceversa. Entonces, aquí influye el factor del momento del ciclo económico. Lynch recomienda estas compañías a aquellos inversionistas que trabajen dentro del sector o que sepa sobre economía, ya que aquellas que no estén al pendiente de lo que sucede “tras bambalinas” van a perder dinero. Ejemplos: Ford, American Airlines y Alcoa.
- Empresas recuperables. Aquí, las empresas han caído muy bajo, incluso debajo del ciclo económico, y no han recuperado su valor: muchos creen que no van a recuperarse. En este caso, los inversionistas sólo deben invertir en ellas cuando se deshagan de otros negocios no redituables y se enfoquen en fortalecer/renovar su negocio principal: en palabras de Lynch, que reviertan su diempeoramiento. También, es buen momento para invertir en estas compañías si el gobierno las “rescata”. Ejemplos: Lockheed Martin, Chrysler.
- Empresas de activo oculto. En esta categoría están las compañías que poseen activos que no han explotado y que pueden ser muy redituables en el largo plazo. Generalmente, estas empresas poseen ciertos activos locales que la hacen provechosa. Para Lynch, dos factores entran en juego: el análisis adecuado de los activos y la paciencia. Por ejemplo, algunas compañías ferrocarrileras se beneficiaron cuando algunos yacimientos de petróleo fueron descubiertos en suelo de su propiedad. Lynch las considera oportunidades de inversión.
Ahora, todos los elementos vistos durante este artículo y el anterior, en su conjunto, sirven como una gran introducción para entender las estrategias de inversión óptimas, desde la perspectiva de Lynch. En el capitulo 15, denominado la lista de comprobación final, el autor presenta algunas señales positivas que hay que tomar en cuenta al momento de adquirir acciones de compañías:
- Empresas en general. Checar 1) la fortaleza del balance de la compañía, sobre todo solvencia, 2) beneficios consistentes, 3) recompra de acciones por los miembros de la empresa y la propia empresa, 4) generación de caja o activos líquidos y 5) tener una PER razonable, no muy alta.
- Empresas de bajo crecimiento. El interés central es el pago de los dividendos, principalmente si se pagan siempre y de forma habitual. Si paga pocos dividendos, pero son continuos, entonces la empresa está guardando dinero para tiempos difíciles, y es buena razón para invertir.
- Empresas estables. El enfoque debe estar en el PER, y ver si están infravaloradas, con bajo PER, para comprar sus acciones. Es indispensable saber si la tasa de crecimiento de la compañía se ha mantenido consistente durante muchos años, y ver cómo se comportan sus beneficios netos en tiempos de crisis. Otro aspecto es ver si no ha invertido en diempeoramientos.
- Empresas cíclicas. Las empresas atractivas en este rubro son aquellas que manejan adecuadamente sus inventarios y tienen poca competencia y, por ende, mayor control sobre los precios de venta. Una clave es anticipar en qué momento va a empezar a bajar la PER como producto de la mejora en las condiciones económicas, y empezar a adquirir beneficios desde que comienza la curva ascendente.
- Empresas de alto crecimiento. Si la empresa tiene un producto o un servicio o ciertos métodos que la harán crecer aceleradamente y que son la mayor parte de su negocio, entonces definitivamente hay que adquirir sus acciones. Otro punto importante es si estos bienes y servicios han sido aceptados con éxito en diferentes ciudades y países. También, hay que desconfiar de empresas que crezcan entre 50 y 100%.
- Empresas recuperables. La clave es saber si son solventes, o cuánto dinero tienen, pueden generar y pueden pagar a sus acreedores. Otro aspecto es que estás empresas puedan operar en números rojos mientras solucionan sus problemas financieros. Finalmente, ver si ha habido recortes de costos y si ha recortado negocios poco redituables.
- Empresas de activo oculto. Principalmente, checar si la compañía puede explotar y obtener beneficios de estos activos en el corto plazo.
Por otro lado, Lynch señala en el capítulo 17, denominado el mejor momento para comprar y vender, que el momento de vender acciones no depende totalmente de las condiciones económicas u otros factores externos, a menos que si le “peguen” directamente a su desempeño. Más bien, este aspecto está relacionado con el mismo motivo que llevó a los inversionistas a comprarlas. Por tanto, las señales negativas que obligan a vender, en línea con las seis categorías, son:
- Empresas de bajo crecimiento. Uno, la pérdida de participación de mercado en años consecutivos. Dos, no hay estrategias que permitan mantener su crecimiento en el largo plazo. Tres, hay dos adquisiciones recientes que no van en línea con el core del negocio, o hay diempeoramientos, Cuatro, la empresa ha pagado mucho por adquirir nuevos negocios.
- Empresas de valor estable. Uno, los productos nuevos han tenido resultado irregulares. Dos, un PER alto en comparación con otras empresas de características similares. Tres, ningún alto cargo ha comprado acciones en el último año. Cuatro, una división de gran peso ha sido afectada por una crisis. Cinco, la tasa de crecimiento se ha reducido en los últimos años.
- Empresas de valor cíclico. Uno, la incapacidad de las empresas de vender sus existencias en tiempo razonable. Dos, una caída de los precios de las materias primas. Tres, una creciente competencia en el sector. Cuatro, caída en la demanda de bienes y servicios. Cinco, una reducción de costes sin llegar a niveles de sus competidores.
- Empresas de alto crecimiento. Uno, la empresa está entrando a una etapa madura, de acuerdo con investigaciones. Dos, las acciones son adquiridas cada vez por mayores inversionistas institucionales. Tres, las ventas han caído en el último trimestre. Cuatro, los altos mandos se van a trabajar con sus competidores directos. Cinco, un PER muy superior al crecimiento de los beneficios para los dos próximos dos años.
- Empresas de valor recuperable. Muy sencillo, la empresa está en serios problemas financieros. La deuda incrementa debido a los intereses, los inventarios crecen al doble que las ventas, y las ventas en la división más fuerte de la compañía se ven afectada por factores externos.
- Empresas de activo oculto. Principalmente, se deben vender estas acciones cuando los precios y PER crezcan a niveles desorbitados ante la “rapiña” dispuestos a comprarlas.
Como último punto, Lynch emite las siguientes recomendaciones a la hora de que los inversionistas armen y ajusten sus portafolios de inversión:
- Planificar un portafolio con objetivo de rendimientos de entre el 12 y 15% anual compuesto, después de comisiones e impuestos, que sea superior a lo que da por un fondo de índices ponderados de gestión pasiva, que es entre un 8 a 10%.
- En portafolios pequeños, tener entre 3 a 10 acciones, en las cuales 1) el inversionista tenga la ventaja de entender a la compañía en su conjunto y 2) que haya pasado las pruebas y el análisis para ser consideradas como 10-baggers.
- Diversificar ya que es más probable que los inversionistas tengan 10-baggers y hay mayor flexibilidad para rotar, en incluir o excluir acciones. Con dos 10-baggers de empresas de alto crecimiento, es posible hacer una fortuna, de acuerdo con Lynch.
- Tener acciones de diferentes categorías para disminuir el riesgo, que cumplan con los criterios de compra ya mencionados.
- Verificar y reexaminar el desempeño de la empresa de vez en cuando, ya que varía con el tiempo. Esto decidirá si ciertas acciones deben mantenerse o salir del portafolio.
A grosso modo, estos son los conceptos y estrategias más importantes contenidos en el libro Un paso delante de Wall Street.