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Swift y el bloqueo parcial a entidades financieras rusas: conceptos básicos, implicaciones y alternativas.

Pero la guerra no es una verdadera aventura, sólo es una falacia de aventura. La aventura descansa sobre la riqueza de los lazos que establece, de los problemas que plantea, de las creaciones que provoca. No basta comprometer en él la vida y la muerte. La guerra no es una aventura, la guerra es una enfermedad, como la tifoidea - Antoine de Saint-Exupéry, Piloto de Guerra
 
Las repercusiones de una incipiente invasión rusa a Ucrania se han hecho cada vez más extensas y manifiestas. Hasta el momento, el “Occidente”, o las naciones desarrolladas de Europa Occidental/Estados Unidos/Canadá, han condenado los ataques bélicos por parte del gobierno ruso, y su estratagema actual, para desincentivar la avanzada militar, se ciñe, por el momento, a la aplicación de una serie de sanciones de carácter económico. Así, estas prohibiciones tienen como propósito cimbrar el entramaje económico ruso, afectando tanto a sus empresas como a su sistema financiero. Por otro lado, Rusia considera que estas acciones son injustas y, por ende, emprenderá medidas retaliatorias, sobre todo contra Estados Unidos. Quizás, en los siguientes días, el envío de equipo militar y de protección a Ucrania, por parte del Occidente, sea una realidad y, más allá, la intervención de otras naciones en este conflicto también se materialice, y con ello se ponga en marcha la economía de guerra[1].
 
Concretamente, las medidas punitivas en el plano económico, en contra de Rusia, se resumen en: 1) frenar la venta de artículos de uso militar, como semiconductores, equipos de telecomunicación, productos químicos, láseres, sensores, navegación, aeronaves, armas, entre otras, 2) limitar el financiamiento y la inversión rusas en sectores financieros, energéticos y de transporte, 3) prohibir a las personas y empresas británicas realizar transacciones con el Banco Central Ruso (BCR), entre ellas, la adquisición de bonos gubernamentales, 4) limitar el acceso del BCR a sus reservas internacionales para usarlas como un paliativo, y 5) bloquear el uso del sistema SWIFT a algunos bancos comerciales rusos,  cuyo impacto se refleja, por lo pronto, en las exportaciones de sus materias primas, entre ellas el gas y el petróleo. Estas acciones han llevado al BCR a aumentar su tasa de interés de referencia en 1050 puntos base, de 9.5% al 20%, con el fin de defender la fuerte caída del rublo, que ha sufrido una depreciación de un margen mayor al 20%. Asimismo, el mercado bursátil ha permanecido cerrado, tras las abruptas caídas registradas en sus operaciones diarias.
 
En particular, una de estas sanciones económicas ha generado controversia entre los integrantes del grupo de Occidente, ya que algunos la han aprobado mientras que otros se han mostrado más cautos para darle luz verde: la exclusión de algunos bancos rusos al uso del sistema SWIFT. Algunos analistas coinciden en que este castigo afectaría severamente las actividades económicas de Occidente, en especial exportaciones e importaciones, mientras que otros estiman que el impacto no sería a gran escala dada la operación de sistemas análogos como SFPS, de Rusia, y CIPS de China, como alternativas al SWIFT. En cualquier caso, aún no es posible estimar el potencial daño a la economía rusa, y las opiniones se basan en supuestos. Indudablemente, este tema es sumamente relevante para las operaciones financieras actuales: sin el sistema SWIFT, sería muy difícil la transferencia de fondos hacia localidades distantes y las inversiones allende las fronteras. Este sistema es el más importante a nivel mundial: opera en más de 200 países, con más de 11,000 bancos miembros, con un volumen de 40 millones de mensajes al día, y con un valor de transacciones de 33.6 millones de dólares diarios.
 
Ahora, ¿Qué es SWIFT[2]? No es un sistema de pagos, y no tiene la capacidad de transferir los fondos de una entidad financiera a otra. Más bien, es un sistema de comunicación cuyo fin es enviar instrucciones para el envío y recepción de fondos entre los miembros – instituciones que forman parte del sistema- ubicados, generalmente, en países diferentes. En específico, estas instrucciones se les conoce como mensajes SWIFT, cuyo contenido está compuesto por un código de 8 a 11 cifras, que sirven para identificar a la unidad financiera que va a recibir los fondos: contiene el código de la institución, el código del país, el código de la ciudad, y, opcional, el código de la rama/división. Adicional a este código, se requiere de un número de cuenta internacional para llevar a cabo el envío de fondos: el IBAN[3] cumple con esta función, y es necesario para completar la transacción. Otro punto importante es que la mayoría de las instituciones que son miembros tienen abiertas cuentas comerciales entre ellos, cuestión que facilita el proceso de envío/recepción de los fondos.
 
Para entender la dinámica del sistema SWIFT, supónganse el envío de 1,000 dólares de un individuo, el emisor, a otro, el receptor, de una cuenta bancaria en Estados Unidos a una en Reino Unido[4]. En este caso, existen dos posibilidades: 1) que ambas entidades tengan cuentas comerciales abiertas entre ellas y, 2) que las entidades no tengan cuentas comerciales abiertas entre sí. En el primer escenario, el banco del emisor mandará el mensaje SWIFT al sistema y lo canalizará con el banco del receptor, que recibirá la instrucción de depositar el dinero en la cuenta IBAN del receptor; posteriormente, los registros contables de los bancos acreditarán el monto al receptor, y cargarán el mismo monto al deudor. Aquí, el receptor recibe íntegramente el dinero, y no se deduce tarifa alguna. En el segundo escenario, el proceso es más complejo y requiere de la intervención de un banco que funja como intermediario. En tales circunstancias, el banco del receptor no enviará el mensaje SWIFT directamente a la unidad receptora, sino buscará en el sistema un banco intermediario, que cuente con ubicaciones en ambos países, y le enviará la instrucción de acreditar el dinero, primero al intermediario del país receptor y, posteriormente, éste al banco del receptor: esto implica más movimientos contables y, por tanto, aumenta el tiempo de la transacción, generalmente de 3 a 5 días hábiles. Aquí, el receptor no recibe la totalidad del dinero transferido, ya que el intermediario cobrará una comisión al emisor por este servicio.
 
Propiamente, el sistema SWIFT opera dentro de una economía peculiar, denominada economía de redes. En este tenor, se presentan dos fenómenos exclusivos dentro de la economía de redes que son el efecto de redes y las externalidades de redes. Por una parte, el efecto de redes consiste en la generación de valor partiendo del incremento en el uso de un subespacio. Por otro lado, las externalidades de redes son los impactos económicos, generalmente positivos, no contemplados por usar la economía de redes. En el caso del sistema SWIFT, el efecto de redes es claro, ya que casi el 50% de todos los mensajes enviados se hacen bajo este sistema, por lo que es la opción con mayor valor en el mercado. Asimismo, las externalidades son positivas ya que permiten el intercambio transfronterizo de los recursos en un tiempo razonable, si las instituciones cuentan con cuentas comerciales abiertas entre ellas. Justamente, la crítica a esta red es el incremento en el tiempo si no hay cuentas comerciales abiertas entre ellas; sin embargo, este riesgo es menos probable, ya que una mayor cantidad de instituciones financieras buscan insertarse a este sistema.
 
¿Qué permitió el desarrollo del efecto de redes y las externalidades de redes en SWIFT? Desde su concepción, este sistema ha sido una cooperativa, o un sistema privado donde participan varias entidades.  En 1973, se fundó el sistema SWIFT, con la participación de 239 bancos en 15 países, con el fin de mejorar la comunicación en los pagos transfronterizos. La adhesión de una mayor cantidad de bancos importantes a la red fue clave para el crecimiento de SWIFT durante las décadas de los 70s y 80s. Sin embargo, el punto de inflexión para reforzar la economía de redes de SWIFT fue la inclusión de los Bancos Centrales de los países más desarrollados durante las siguientes décadas, con el fin de dar un mayor soporte a la red a nivel mundial. Finalmente, los avances tecnológicos, que se incorporaron a partir de la década de los 90s, han permitido la incorporación de un mayor volumen de mensajes enviados a través del sistema. En la actualidad, este sistema es gobernado por 25 integrantes, con sede en Bélgica, y supervisado por los Banco Centrales del G10[5]. Aunque este sistema tiene competidores importantes, como CHIPS[6], el desarrollo de su economía de redes le ha permitido mantenerse a la cabeza en la preferencia. Evidentemente, el acceso al sistema SWIFT no es gratuito: las instituciones pagan una tarifa inicial para insertarse en la red y, además, pagan otra tarifa anual, dependiendo de su nivel de membresía. Adicionalmente, otros ingresos de este sistema son el pago de los usuarios por intermediación, como ya se ha citado, y software solutions para la recepción y envío de mensajes. Al final del día, el sistema SWIFT es influenciado en gran medida por las naciones americanas y europeas occidentales más desarrolladas. 
 
Entonces, el sistema SWIFT y otros sistemas de comunicación semejantes, en conjunto, cumplen con un papel importante en los sistemas financieros y las actividades económicas a nivel global. Sin estos mecanismos, las instituciones no podrían iniciar fácilmente el proceso de intercambio de fondos entre países y, posiblemente, los mensajes no llegarían al destinatario correcto. Además, los agentes económicos tendrían que trasladarse directamente a las comunidades, en otras naciones, donde desean depositar los fondos. En Rusia, existe un sistema de comunicación parecido al SWIFT, al que se le denomina SPFS[7]. Su origen data del 2014, y fue desarrollado como respuesta a un posible bloqueo de la red SWIFT por parte de Occidente debido a la invasión y toma rusa de Crimea. En años posteriores, más de 400 instituciones locales se han unido a este sistema, y para finales de 2021, se anexaron 38 bancos foráneos[8]. Además, se pretende que algunos Bancos Centrales de Asia, que conforman la Unión Económica Euroasiatica (EAEU), se unan, para dar el soporte a este sistema. Por otro lado, su principal ventaja es el costo para sus miembros, que es 3 veces menos que aquel del SWIFT; sin embargo, este sistema opera en semana inglesa y el tamaño de los mensajes es menos al de su rival: 20kb vs 10MB[9]. En términos generales, la economía de redes del SPFS es menor en tamaño e impacto económico versus la del SWIFT. 
 
En este sentido, la suerte para Rusia podría cambiar con lo siguiente: la conexión de sus entidades financieras a una red desarrollada por China, denominada CIPS[10], que contiene un sistema de comunicación propio: hasta el momento, algunos bancos rusos ya se han incorporado. Por tanto, el apoyo de China sería crucial para la economía rusa, en caso de que le bloqueen completamente el acceso al sistema SWIFT. Otra posibilidad sería aprovechar la red pública donde operan las criptomonedas, como un sistema para enviar las instrucciones y realizar los movimientos correspondientes: en específico, el uso de las stablecoins, cuyo valor están ligadas a monedas importantes como el USD, podría ser una opción viable para sostener las operaciones transfronterizas. Por lo pronto, se espera que Rusia limite el uso de los sistemas de comunicación, o el envío de instrucciones a los países que lo han sancionado, y, consecuentemente, la salida de divisas de su territorio. Al respecto, el gobierno ruso ya ha emitido un comunicado donde invita a las instituciones bancarias a unirse al sistema SPFS, con el fin de que los agentes económicos no vean afectadas sus operaciones por el bloqueo parcial. Y más allá, se podría esperar que Rusia, en un escenario más drástico, utilice otros sistemas de comunicación, propios y ajenos, y emplee divisas diferentes al USD, EUR y CAD, principalmente. Este tipo de medidas, definitivamente, polarizarían las economías mundiales, afectarían la adquisición de materias primas/bienes y servicios finales por parte de naciones Occidentales, y formarían nuevas alianzas económicas- y a la par de destruir otras: un escenario parecido a la guerra fría. En resumen, el impacto económico, por concepto de interrupción de SWIFT, podría ser limitado si el gobierno ruso implementa las acciones citadas y otros países le brindan ayuda, principalmente China.
 
Referencias:
 

Notas a pie de página:

[1] El presente artículo no pretende abordar las motivaciones ni las posturas por parte de los actores en el conflicto Rusia-Ucrania.
[2] Acrónimo de Society of Worldwide Interbank Financial Telecommunication.
[3] Acrónimo de International Bank Account Number.
[4] El espectro de instituciones de financieras que utilizan SWIFT incluyen a bancos, casas de cambio, brokerage, compañías de gestión de activos, mercados cambiarios, entre otros. Para simplificar la explicación en el artículo, sólo se explica en el plano de los bancos.
[5] Las 10 economías más importantes a nivel mundial.
[6] Competidores que ofrecen una comunicación más rápida y menos intricada vs SWIFT.
[7] Acrónimo de System for Transfer of Financial Messages en ruso.
[8] Bancos comerciales de Armenia, Bielorrusia, Alemania, Kazakhstan, Kyrgyzstan, y Suiza.
[9] 10MB son 10,000kb.
[10] Acrónimo de China Interbank Payment System
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