China ha adoptado una postura estricta en cuanto a las transacciones y el mining[1] de las criptomonedas, y ha tomado diversas medidas para desincentivar su uso y producción en su territorio durante los últimos años. La premisa relacionada con esta actitud data del año 2013, cuando el Banco Central de China (PBOC[2], por sus siglas en inglés) desautorizó a las instituciones financieras llevar a cabo transacciones con Bitcoins, y los declaró como activos que no son de curso legal[3], principalmente por no estar respaldadas por alguna entidad o país. Más tarde, el PBOC dio un paso adicional hacia estas restricciones al suspender la compra y venta de criptomonedas dentro de su territorio en 2017; sin embargo, los ciudadanos aún podían adquirir o vender estos activos en mercados extranjeros, y ser propietarios. Aunado a esto, se restringió la Oferta Inicial de Monedas (ICO, por sus siglas en inglés), como mecanismo empleado para recabar dinero de los mercados financieros y financiar proyectos relacionados con criptomonedas. Y en el año 2021, dos prohibiciones más se agregaron a la lista: 1) se retiró el permiso a las instituciones financieras y compañías de pago digitales para proveer servicios con criptomonedas, incluyendo ahorros, préstamos en garantía y productos financieros, y 2) se prohibió el mining y el uso de recursos tecnológicos encaminados a la creación de estos activos.
Recientemente, diez entidades, entre ellas el PBOC, la Suprema Corte de Justicia, los Reguladores de Mercados Foráneos, y la Policía Estatal lanzaron un comunicado contundente sobre la posición del país en cuanto las criptomonedas. Con relación a ello, se destacan tres puntos: 1) cualquier actividad relacionada con criptomonedas es considerada como ilegal, 2) estos organismos participarán, en conjunto, para inhibirlas, sin especificar un plazo, y 3) cualquiera de estos actos es considerado un crimen y se tomarán las represalias correspondientes. En consecuencia, algunas compañías dedicadas al intercambio foráneo y minería de criptomonedas han decidido finalizar sus operaciones en territorio chino. Con respecto a la primera, Huobi, la segunda plataforma con más transacciones foráneas en criptomonedas a nivel mundial, y OKCoin anunciaron que cerrarán sus subsidiarias en China, y los clientes deberán trasladar sus activos a cuentas digitales alternas antes de concluir el presente año. Con relación a las empresas dedicadas al mining, se prevé que el 90% de la capacidad y la tercera parte del poder de procesamiento global de la red de criptomonedas deje de operar en el corto plazo, entre ellas diversos sitios ubicados en la provincia de Sichuan, cuna del mining en el país. En tal sentido, la principal compañía afectada será Bitmain, productora de teconología enfocada al mining y propietaria de una filial que es responsable del 39% del total de la minería en China. Sin embargo, este comportamiento no necesariamente afectaría a la minería global debido a que Texas ha aprobado medidas en favor de las criptomonedas, y diversas compañías chinas han manifestado su interés para invertir en el estado de la Estrella Solitaria.
Ahora, ¿qué ha sucedido en los últimos años para que China haya adoptado esta postura? La popularidad de las criptomonedas en este país se remonta al 2013, cuando estos activos ganaron gran aceptación por un creciente número de compañías digitales como Baidu[4], BTTChina y Huobi. El primer episodio de volatilidad, empero, se manifestó, con un aumento del 800% en el valor del Bitcoin en sólo dos meses. Ante ello, el PBOC decidió frenar el uso de Bitcoins por instituciones financieras y desalentar su uso para adquirir bienes y servicios de la economía. No obstante, no se prohibió su intercambio en plataformas ni su minería. Aquellas condiciones propiciaron un incremento en los torrentes de inversión dedicadas a oportunidades relacionadas con criptomonedas: se fundaron más compañías para proveer servicios de intercambio enfocados al público en general, y se presentó un alza en actividad del mining, tomando el protagonismo a nivel mundial[5]. Este appeal no se detuvo y, muy pronto, más empresas de este ramo buscaron oportunidades para financiar y/o expandir sus proyectos, a través de los ICOs. Como respuesta, el PBOC consideró que estos sucesos representarían una amenaza para la estabilidad financiera del país, y emitió más restricciones, relacionadas con la compraventa de estos activos (intercambio de dinero a cambio de criptomonedas) y los ICOs en 2017. Sin embargo, los participantes adoptaron medidas ante un nuevo entorno permisible: se preservaron los intercambios, que se enfocaron exclusivamente al mercado extranjero. La senda de expansión continuó durante los años subsecuentes: en esta ocasión, el auge se vio impulsado por la creciente fama de las criptomonedas a nivel mundial, reflejada en su aceptación más generalizada y aumento en su valor intrínseco[6]. Finalmente, los últimos esfuerzos del PBOC se han enfocado en socavar los ánimos de los participantes para poseer estos activos e inhibir cualquier oportunidad económica relacionada con ellos.
Hasta ahora, se han enmarcado los acontecimientos y otros factores relevantes en torno a una actitud. En tal sentido, corresponde hacer el siguiente cuestionamiento: ¿Cuáles son las motivaciones del PBOC y gobierno chino para actuar en contra de estos activos? La principal preocupación de estas entidades es preservar la estabilidad financiera de su país y el control de su economía. Para comprender este punto, se debe hacer hincapié que dos elementos de la política económica: politica cambiaria y politica monetaria. Primero, el tipo de cambio no es determinado por las fuerzas del mercado, sino por el PBOC: se establecen una tasa de cambio de referencia y sólo puede fluctuar en una banda fija del 1%. Generalmente, se evitan revaluaciones[7] para mantener la competitividad del país, en materia de exportaciones, ya que China es de los principales exportadores de materias primas y productos terminados a nivel mundial. En este tenor, el intercambio de criptomonedas en mercados internacionales supone un reto para el gobierno chino, ya que le dificulta controlar su tipo de cambio ante la entrada/salida de divisas intercambiadas por criptomonedas y, como sucede con los capitales extranjeros, se deben imponer ciertas regulaciones para que esta paridad no se afecte. Segundo, la política monetaria ha cambiado en años recientes y tiene más rasgos en común con otros Bancos Centrales a nivel mundial, principalmente incluir en sus objetivos el control de la inflación a través de la tasa de interés de referencia, aunque existe debate si todavía se maneja un enfoque hibrido. En este contexto, la cantidad disponible de las criptomonedas no puede ser sencillamente regulada por cambios del PBOC en la política monetaria, como en el caso del dinero fiduciario, y más bien se encuentra vinculada al crecimiento/decrecimiento de la minería y su aceptación. Por ello, el PBOC emitió medidas para desincentivar su uso como moneda de intercambio de bienes y servicios, ya que es difícil controlarla.
La segunda razón, aunque implícita, es establecer una preferencia en el ámbito local por el uso de su CBDC, o moneda digital oficial, el yuan digital, en su economía: retomando las palabras del PBOC, un activo digital empleado como dinero que esté respaldado por la confianza del Banco Central. En abril de 2020, China comenzó con las pruebas de su CBDC en algunas regiones de país, empleando carteras digitales provistas por cuatro instituciones bancarias como las plataformas digitales que posibilitan el uso de los CBDC como dinero destinado al intercambio de bienes y servicios. Asimismo, otros negocios dedicados a estas soluciones, como Alipay y WeChat Pay, prestaron sus recursos para la dispersión del yuan digital como dinero. Hasta julio de 2021, se han creado más de 20 millones de carteras digitales, y se han hecho transacciones con un monto estimado de 5.3 mil millones de dólares. También, los fundamentos legales, bajo los cuales se permitirá la circulación de una CBDC en la economía, ya se encuentran en una etapa avanzada: para octubre de 2020, el PBOC publicó un borrador para permitir el uso de los CBDC como moneda de curso legal. Claramente, esto es opuesto a la propaganda de este gobierno con respecto al uso ilegal de las criptomonedas en su economía. Adicionalmente, el gobierno chino ha mostrado interés por reorientar el expertise en materia de desarrollo, minería y plataformas de intercambio hacia el proceso de digitalización de su economía, que le permita regular las economías digitales y que sus herramientas de política económica también tengan un impacto en el plano digital.
El tercer motivo, conocida como la “versión oficial” otorgada por el gobierno chino/PBOC y mencionada de forma recurrente, es truncar las actividades económicas ilícitas dentro de su territorio que tenga relación con la gestión y posesión de estos activos. Diversas instituciones públicas han manifestado su preocupación en torno a la gestión e intercambio de criptomonedas como un móvil para efectuar diversas transacciones ilícitas a nivel nacional e internacional. Una de las principales actividades ilícitas de este carácter han sido las estafas, entre ellas los esquemas piramidales y las oportunidades de inversión por medio de estos activos: estos fondos robados circulan a través del mercado negro digital. Otra acción ilícita observada es el lavado de dinero, donde se han descubierto que diversas compañías ilícitas desvían recursos recabados por intercambio de criptomonedas para financiar otras operaciones criminales, tal como pasó con Corea del Norte. Con el fin de desalentarlas, el gobierno chino tomará dos medidas: 1) como ya se ha mostrado, reducir la participación de las criptomonedas en la economía (o suprimirlas en el largo plazo), 2) adoptar el principio de “anonimato controlado”, donde se proteja la identidad de las personas que realicen actividades licitas, mientras que se rastree a aquellas que las utilicen con fines ilícitos.
Considerando todos estos aspectos, la postura de China, en diversos temas incluyendo las criptomonedas, apunta a una estrategia nacionalista para preservar la estabilidad financiera y el control de su política económica (y de sus intereses económicos), así como la introducción de innovaciones tecnológicas que le permitan ser competitivo y ponerse a la vanguarda en un entorno global. Esta conclusión va en linea con la actitud de defender los intereses de su gobierno y de sus particulares, adoptada por este país desde hace varios años, que se hizo más visible durante el mandato de Donald Trump, y donde hubo restricciones económicas y medidas retaliadoras entre Estados Unidos y China.
CBDC |
Criptomonedas |
Emitidas exclusivamente por el Banco Central. Se controla la cantidad emitida.
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No interviene el Banco Central en su emisión. Existe/no existe un tope en la cantidad máxima emitida. |
Respaldadas por el Banco Central. Confianza por responder por su valor.
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Respaldadas por la red de usuarios. Consenso de los usuarios por utilizarlos. Reserva de activos, como Diem.
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Diseñadas exclusivamente para transacciones en plataformas digitales, y sin valor de inversión.
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Generadas por medio de mining/staking. Activos con valor de inversión. |
Comenzando con propósito general, o aceptadas como forma de pago por todos los individuos y entidades económicas.
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No comienza con propósito general, cada vez más individuos y entidades económicas lo acepta como forma de pago.
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Plataforma diseñada para interconectar sistema financiero/Banco Central, y que esta moneda opere dentro de ella.
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Plataforma fuera del Banco Central, y moneda opera en una gran red privada. |
No anonimato. Vinculado a una cuenta bancaria, donde se recuperan datos personales.
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Anonimato. No se recuperan datos personales. |
Fuente: Elaboración propia
Notas a pie de página:
[1] Tambien conocido como minería de criptomonedas, que consiste en agregar registros nuevos a una cadena de bloques virtuales a cambio de un pago reflejado en este mismo activo. El valor se genera como un incentivo por procesar de forma rápida y segura las transacciones cotidianas en medios digitales.
[2] People’s Bank of China. Banco Central encargado de dictaminar la política monetaria y regular las actividades financieras dentro del territorio chino.
[3] El estado desconoce su estado de un medio legal de pago y su “poder” para adquirir bienes y servicios. Además, todo aquello que no es dinero no funge como un comodín universalmente aceptado para efectuar transacciones.
[4] El principal buscador de internet del estado y plataforma de comercio en linea en aquel momento.
[5] Para 2015, cuatro compañías dedicadas al mining proveían la mitad de la actividad de hashes de Bitcoin a nivel global.
[6] Valor tangible e intangible.
[7] Una baja en el tipo de cambio yuan/dólar.
Referencias: