No cabe duda que es mejor tener contratado un seguro de auto y no usarlo que vernos en medio de un accidente y no contar con uno. Sin embargo en México se ha observado que hay personas que pagaron su seguro de coche y desafortunadamente al momento de llamar a la aseguradora para reportar un siniestro, resulta ¡que no tienen derecho a la cobertura! ¿es esto un nuevo fraude en seguro de coche? Comenzaría por preguntarte lo siguiente ¿contrataste tu seguro de auto con un amigo o el amigo de un amigo que trabaja en alguna aseguradora? Entonces debes leer esta información.
¿Por qué sucede esto? resulta que en México los seguros para autos de modelo reciente representan un gasto importante para los compradores y ellos (como cualquier persona) buscan ahorrarse cualquier cantidad de dinero. Cuando alguien compra un carro en una agencia, en la mayoría de los casos los automóviles abandonan la concesionaria ya asegurados con la compañía que la empresa tiene celebrado un contrato para ello, pero hay casos que no siempre es así, pues si comprador y vendedor se ponen de acuerdo, el comprador puede contratar el seguro del auto por su cuenta, llevar la póliza, el vendedor la revisa y si no hay problema fijan una fecha de entrega de la unidad. Hasta ahí no hay problema.
Los inconvenientes pueden venir a partir de primera renovación
Con el afán de pagar menos, el dueño o dueña del vehículo cotiza en varias empresas y durante su búsqueda se entera que un amigo o que el amigo de un amigo trabaja en una compañía de seguros, y como parte de sus prestaciones laborales (o a veces no las tiene, pero posee acceso a ciertas facilidades dependiendo del área donde labora como por ejemplo descuentos vía nómina) puede “conseguir el seguro más barato” o bien “tiene derecho a asegurar hasta cierta cantidad de autos”, y aquí es donde puede venir el problema.
Ha sucedido que hay personas que aparentemente contrataron el seguro de su auto a través de un conocido o hasta amigo, este les entrega la póliza que ampara el aseguramiento del auto, luego y desafortunadamente al momento de tener un accidente, robo, etc., y al llamar a la aseguradora se enteran hasta ese momento que ¡no hay cobertura!, ¿la razón? ¡porque el dichoso "amigo" no pagó la póliza!
Entonces el afectado alegará que efectivamente tiene una póliza que avala la prestación del servicio, sin embargo no importa lo que diga, pues en el sistema no estará registrado su contrato. Esto ocurre por lo siguiente: al momento de contratar, algunas aseguradoras primero emiten la póliza y el cliente tiene algo llamado "periodo de gracia", que en algunos casos puede ser de hasta un mes (GNP por ejemplo) para hacer el pago de la misma, pero si el pago no se efectúa pues no hay cobertura, entonces el intermediario (en este caso el "amigo" en cuestión) entrega esta póliza a su supuesto cliente, quien queda muy conforme por haber conseguido un seguro a precio “preferencial”.
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Si alguien “contrató” así su seguro de auto podría llamar 30 días después que le entregaron su póliza para comprobar si efectivamente tiene la cobertura, pero ello de nada valdría si es que su amigo o conocido no hizo el depósito, pues para este tipo de prácticas no habría manera fácil de comprobar el supuesto ilícito y abuso de confianza; al final el afectado se quedaría sin lo más importante: sin seguro, aunque hay aseguradoras que en estos casos sí prestan el servicio siempre y cuando se pague la póliza en ese momento; ello implicaria pagar dos veces por así decirlo, una por lo que se le pagó al supuesto amigo y dos por lo que se debe pagar a la aseguradora en ese momento. Lo malo es que a la gran mayoría de quienes les ha sucedido esto se dan cuenta que fueron víctimas de este delito hasta que necesitan el seguro y ello ocurre cuando han sufrido un accidente o el robo de su auto.
Lo mejor sin duda es contratar directamente este tipo de seguros con reprsentantes de la compañía de tu elección, ya sea en los oficinas de la aseguradora o bien con sus agentes de seguros autorizados, pues aunque sea más caro contratar un seguro así, es la forma más efectiva de no llevarse sorpresas muy desagradables.