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Dicotomía en las expectativa de Política Monetaria

El Banco de México (Banxico) con su reciente decisión de política monetaria del pasado 08 de agosto de 2024, sorprendió a los analistas y al mercado al bajar el objetivo para su Tasa de Interés Interbancaria a un día en 25 puntos base (pb) para dejarla en un nivel de 10.25% desde el 11% anterior,...
 
El Banco de México (Banxico) con su reciente decisión de política monetaria del pasado 08 de agosto de 2024, sorprendió a los analistas y al mercado al bajar el objetivo para su Tasa de Interés Interbancaria a un día en 25 puntos base (pb) para dejarla en un nivel de 10.25% desde el 11% anterior, con una decisión dividida de 3 vs 2 votos de los integrantes de su junta de gobierno. 
 
Sin duda, esta decisión ha causado polémica entre el consenso de analistas, de los cuales prácticamente la mitad esperaban el recorte de la tasa objetivo, y la otra mitad pensaba lo contrario. Es por esta razón que en estas líneas hablamos de una dicotomía en las expectativas de política monetaria, y si tomamos en consideración que la Real Academia Española, define a la dicotomía, como división en dos partes, generalmente opuestas entre sí, y que es una técnica usada normalmente en el estudio de algún fenómeno que para su mejor comprensión se divide en dos partes que mantienen una equivalencia y que habitualmente son mutuamente excluyentes o contradictorios, entonces, podemos notar que existen dos tipos de opiniones totalmente válidas en sus argumentos tanto a favor como en contra del recorte en la tasa de interés de Banxico.

Imagen creada con IA
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En una primera aproximación, como analistas de los mercados financieros, y con la finalidad de estar en condiciones de sugerir un posible rebalanceo en los portafolios de inversión con la intención de que se adapten a las nuevas condiciones económico-financieras para buscar optimizar su rendimiento, debemos estar atentos a las señales que manda el banco central en cada una de sus comunicaciones, muchas de las cuales en el panorama reciente alimentaban la expectativa de que el recorte a la tasa objetivo sería inminente. 
 
Entre los principales argumentos para que se concretara esta situación encontramos que los analistas que estuvieron a favor del recorte hicieron mucho énfasis en que la trayectoria de la inflación subyacente que registró un aumento de 4.05% es visiblemente descendente por lo que consideran que se encuentra controlada y ya no muy lejana del objetivo de la autoridad monetaria, y que el más reciente dato del INPC que muestra una inflación general de 5.57% muy por arriba del objetivo del banco central, se debe principalmente al componente no subyacente, específicamente los productos agrícolas, de los cuales se espera que reduzcan su ritmo dentro de los próximos doce meses, debido a que el incremento de sus precios es temporal ya que obedecen a ciclos económicos. 
 
Asimismo, también se expuso que al observar los más recientes datos económicos de EE.UU. tales como una desaceleración de los precios al productor en el mes Julio mayor a la esperada por los analistas, se fortalece la probabilidad de que la Reserva Federal (FED) lleve a cabo un recorte de 25 (pb) en su tasa de referencia para el mes de septiembre, lo cuál le daría a Banxico cierto margen de maniobra ya que se mantendría el spread entre las tasas de referencia de ambos países, aunque la autoridad monetaria de nuestro país ha manifestado que la decisión de la FED es una variable que tienen ponderada, pero que no es definitiva en su decisión de conducción de la política monetaria. 
 
Adicionalmente, se ha mencionado que, aunque Banxico no tiene un mandato dual, las señales de debilitamiento de la economía de México, ameritan una tasa más baja para los siguientes meses con el fin de incentivar su reactivación. En este sentido, se considera importante reducir los costos tanto de la deuda pública como privada, en particular, el enorme costo financiero del gobierno federal mediante una tasa más baja con la finalidad de estar en condiciones de recortar gastos y alcanzar así su objetivo de aminorar su déficit fiscal, lo que también fomentaría en el mediano y largo plazo el crecimiento económico. 
 
Del mismo modo, se puso sobre la mesa que la tasa sigue siendo muy atractiva para los inversionistas, ya que en términos reales se mantiene bastante elevada, es decir, se encuentra todavía en un terreno bastante restrictivo, como se puede observar mediante la tasa de interés real ex-ante, por lo que algunos de los analistas que respaldaron el recorte de la tasa objetivo, aún piensan que el nivel de 10.75% sigue siendo elevado, lo cual se pudo observar en la presión del mercado hacia la autoridad monetaria en el sentido de que esta estaba tardando demasiado en concretar el recorte de su tasa de referencia, e incluso algunos pedían una reducción de 50 pb, lo que también jugó un papel relevante en la decisión de Banxico, que se encontraba buscando la oportunidad para bajar su tasa, lo cual no era fácil en este entorno de volatilidad que vivimos recientemente. 
 
En otro orden de ideas, y haciendo alusión a la contraparte de la dicotomía en cuestión, tomando el papel estrictamente desde el punto de vista del análisis económico, nos encontramos con que también existen razonamientos igualmente legítimos para pensar que el recorte de tasas por parte de Banxico en el contexto actual no era lo más prudente. 
 
Las explicaciones de quienes opinan que el recorte de tasas por parte de Banxico fue imprudente se basan sustancialmente en que otorgarle mayor relevancia a la inflación subyacente y no a la trayectoria de la inflación general es un error, ya que la inflación general de julio fue de 5.57%, muy por encima del 4.98% de junio, lo que significa que es la más alta en 12 meses, y a pesar de que el componente subyacente ha disminuido, la general liga ocho meses consecutivos de incrementos, con lo cual se aleja cada vez más de la meta de la autoridad monetaria, cuyo mandato constitucional de lograr una inflación general baja y estable lo debemos de tener siempre presente. 
 
En este sentido, para poder alcanzar el objetivo de Banxico del 3% se tendría que reducir aún más la inflación subyacente, la cual ya se encuentra en 4.05% por lo que es muy probable que ya no ceda más en el corto plazo debido a la resistencia en los servicios, la cual ha sido el resultado principalmente de las negociaciones salariales y el incremento del salario mínimo. En relación a esto, se mantiene el riesgo de que el comportamiento del componente no subyacente se mantenga elevado por más tiempo ya que la mayor parte de su aumento proviene de las frutas y verduras, con lo cual se pueden contaminar las expectativas de inflación de mediano y largo plazo, además de que las expectativas de formación de precios se realizan con la inflación general. 
 
En este contexto, Banxico ha puntualizado que el balance de riesgos para la inflación continúa sesgado al alza tanto en el ámbito local como en el internacional. En el comunicado de su anuncio de política monetaria, el banco central presenta un aumento en su previsión de inflación general a 4.4% para el cierre del año, con lo cual es evidente el debilitamiento de la trayectoria que debería mantener la inflación general, por lo que se estima que la convergencia hacia el objetivo de Banxico se alcance hasta el cuarto trimestre del 2025. 
 
Por otra parte, teniendo en cuenta el entorno externo, la depreciación del tipo de cambio y la volatilidad reciente en los mercados financieros, el recorte de tasas se percibe un tanto apresurado, por lo menos en el corto plazo, ya que, si bien en días pasados se temió una posible recesión en la economía de EE.UU., por lo que el mercado ya estaba descontando un recorte de 50 pb, esta se mantiene sólida, por lo cual la FED ha manifestado que aunque la inflación general ha mostrado un buen comportamiento, aún depende de los datos para confirmar que efectivamente el descenso tanto de la inflación general como de la subyacente se encuentra de forma sostenida hacia su objetivo del 2.0%
 
Por esta razón, el mercado ahora otorga una mayor probabilidad de que la FED recorte su tasa en 25 pb en su siguiente reunión del mes de septiembre, lo cual sería más apropiado, tomando en consideración que la historia financiera sugiere que si la Reserva Federal ignora una lección crítica de la Gran Inflación de 1965-1982 y reduce sus tasas prematuramente, y posteriormente se ve obligada a dar marcha atrás, el golpe a su credibilidad sería demasiado severo, ya que, no sólo estaría luchando contra expectativas de inflación más altas, sino que también necesitaría restablecer su credibilidad. 
 
Aunado a lo anterior, se puede notar que el mensaje de la autoridad monetaria es un tanto confuso, es decir, pudo haber recortado su tasa con anterioridad lo cual no sucedió, y lo hace ahora en un entorno de volatilidad financiera, en donde el mercado llevaba un tiempo ejerciendo presión porque bajaran las tasas lo más pronto posible, lo que no es un mensaje positivo sobre la conducción de su política monetaria debido a que pareciera que sus decisiones se toman a satisfacción del mercado, el cual si considera que puede seguir presionando a Banxico para sus próximas decisiones, lo va a hacer. 
 
En suma, podemos decir que los argumentos tanto a favor como en contra del recorte de tasas de Banxico son legítimos, y tienen mucho que ver con la perspectiva desde donde se mire, por ejemplo, la disminución de la tasa de referencia ayuda al crecimiento al reducir el costo del endeudamiento, incentivando la actividad económica, así también, el mercado de capitales se beneficia por el rebalanceo de activos en los portafolios de los inversionistas que buscan mejores rendimientos. 
 
Por el contrario, desde la visión que compartimos con muchos analistas, es que, en el escenario económico actual, la política monetaria debe priorizar la lucha contra la inflación hasta que haya señales claras de que se ha ganado y se restablezca la estabilidad de precios. Para ello, los costos a corto plazo pueden ser dolorosos, pero a largo plazo los beneficios serán mayores. Por lo tanto, Banxico debe mantener su credibilidad y no ceder a presiones políticas o de otro tipo para flexibilizar demasiado su política monetaria apresuradamente, porque existe el riesgo de que se desvanezcan los avances logrados hasta ahora. 
 
Al final del día, usted estimado lector tendrá también su opinión, lo cual es sano para fomentar el debate de criterios a favor de aportar ideas que beneficien a nuestra sociedad.

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